Tullido, inválido emocional (sirva para todos los sexos, tanta arroba es una lata estética), así como retrasado o incapaz o tarado emocional: palabras mayores que cada cual aplicará según considere, pero que no vienen a cuento en lo que se refiere a mi pregunta.

Indocumentado emocional es más leve. Puede ser alguien que no lleva el corazón porque ha salido sólo por un rato y cree que no necesitará usarlo, y entonces el Destino le pone delante al Amor de su Vida y el otro, o la otra pobre se queda sin aliento, no sabe qué hacer. Lo más sensato sería (siempre mejor pasarse por más que por menos) agarrar al interlocutor, ir con él a casa, ponerse el corazón y empezar de nuevo.

También puede ocurrir que la indocumentada o el indocumentado lleven el corazón tan manoseado en la cartera, a fuerza de sacarlo y meterlo en grietas de amores automáticos que cobran alta comisión; que se sienta tan ahíto de esfuerzos que simplemente no recuerde dónde lo ha puesto, o para qué sirve. En cuyo caso necesitará un lento y doloroso (para él/ella y quien le acompañe en el trance) proceso de recuperación.

Está aquel o aquella que, por el contrario, lleva tanta emotividad mal metida en la abultada billetera, exuda tal cantidad de necesidad afectiva, que literalmente pone al contrario en huida libre. Es esa persona que te escribe para recalcar que ahora ya no te escribe tan a menudo, o que te llama para recordarte que ya no te telefonea seis veces al día. Muchos papeles de identificación. Demasiados. Y ninguno resulta efectivo, porque se han desvalorizado con el uso.

Y está quien tiene un pasaporte sin sellos, intacto, guardado en un cajón. De vez en cuando lo mira, lo soba, lo sueña, imagina cosas, las goza consigo mismo. Algún día…, se dice. Vendrá la persona adecuada, la culpa de lo que ocurre no es mía, lo que pasa es que los tíos son un horror, o a las tías no hay quién las entienda. Algún día…

Sin juzgar a nadie, pero describiendo, he aquí algunas explicaciones o complicaciones.