Cielos, llevaba escrita una entrada muy larga y había olvidado guardarla. Se ha cortado Internet y aquí estoy, de nuevo (guardo).

Tenemos a María dolorida. Tranquilízate. El corazón es el órgano más resistente. ¿No has visto que en las series de tele se cae al suelo cuando lo llevan a transplantar y sirve lo mismo? No se rompe, se fisura. Ahora te lo han fisurado. Y eso duele inmensamente. Pero el tiempo (guardo) lo cura todo. Todo, salvo la herida que produce darse cuenta de que el tiempo lo ha curado todo (guardo).

Amamos porque no nos queda otro remedio, porque el amor es cosa nuestra más que del otro, y cuando nuestro amor no coincide con la predisposición del otro (puede coincidir en un primer momento, pero los tiempos no son los mismos, tampoco los grados de intensidad), nos desmoronamos. Pero amamos de nuevo y de nuevo otra vez y así para siempre, incluso cuando somos viejos, porque el amor nos mantiene vivos. Siempre repito la frase de Albert Camus, y ahora te conviene especialmente, María: «No ser amado es un drama, pero la verdadera tragedia es no amar» (guardo)

He aquí un final agridulce real como la vida misma de película preciosa. Y es verdad que los buenos recuerdos nunca mueren y nos ayudan a que el dolor de que ya no nos duela lo que tanto nos dolió resulte más llevadero (guardo).