Me he despertado muy temprano, como los niños en la mañana de Reyes. ¡Viaje! Escribo recién duchada y tengo una parte del cerebro indagando qué cambios debo de hacer en mi maleta. Ayer me la pesó Pepi, la frutera de mi calle, y da 19.400 kilos, o sea, que aún tengo 600 gramos para poner. Pero, ¿funcionarán al unísono la balanza de Pepi y la de Egypt Air? Suspense. Luego está la pequeña, de ruedas, que subiré al avión, todavía por hacer.

precioso, ¿no?

Durante mis días en el Cairo -lo mismo que los tres que tengo planeado pasar en Beirut- seguiré al corriente de la actualidad pero, salvo que se nos siga muriendo gente del cine -el otoño es una estación atroz-, intentaré transmitir aquí mis percepciones de la capital egipcia y de lo que haga falta. Me llevo la cámara. Para empezar a hacer boca, os paso foto cairota, con anochecer en el Nilo. Ay, qué nervios.