En esta ocasión gocé de la hospitalidad de un hotel pequeño, familiar, muy bien atendido, lleno de personas amables, con un buen restaurante y un bareto… Y a muy buen precio. Suelen ir veraneantes de los de toda la vida, matrimonios jóvenes con hijos, y gente mayor, muy educados. No, si ya me veo jubilada y ahí, a dos pasos de la playa. ¡Y tenía dos grifos!