Para los toros y los defensores de los derechos de los animales. Aquí, con la oreja pegada a la radio, que no puedo seguirlo por Internet debido a la acumulación de tareas pendientes.

Pase lo que pase, cuando alguien os diga: «Yo soy taurino», podéis contestarle: «Yo también, pero de la Creta de dos milenios antes de Cristo». Es decir, de aquella en la que un muchacho en bolas intentaba saltar a un torazo por encima de los cuernos; otro chico le esperaba por detrás para que no se cayera al suelo. Era un juego tonto, pero al menos el chaval se la jugaba con las manos desnudas, sin armas. El Toro es algo muy del Mediterráneo, y por lo tanto hay que respetarle la vida, no hay que descuartizarle para demostrar lo hombre que se es. Y en cuanto a las mujeres toreras, pues bueno, a mí no me representan.

Hay otra cosa. Junto con la carnicería de hermosísimas reses bravas, detesto el machismo asqueroso que acompaña el mundo del toreo. Lo de tener cojones para ponerse delante de un toro, lo de más cornadas da el hambre, lo de que una mujer no pueda pisar un ruedo ni entrar a los recintos sagrados del macherío… Me da vómito. Lo he reporteado, lo sé. A raíz de la muerte de Paquirri me mandaron, y descubrí una mezcla de machismo, homofobia y homosexualidad encubierta y vergonzante… y claro, mucho viva España.

Os cuelgo un vídeo sobre la defensa de los animales, que he conocido gracias a Mario, uno de mis amigos de Facebook. No sé si vosotros lo habéis puesto ya, porque últimamente no tengo tiempo de ver todo lo que vosotros subís, si es así os pido disculpas. Éste lo dirigió Heath Ledger, su muerte lo dejó inacabado, y lo terminaron sus amigos. Lástima de chico, por cierto.