Sigo en Gijón porque no quiero enfrentarme al caos del aeropuerto de El Prat ni al calor… Y aquí ha amanecido nublado y fresquito.

Es casi la una de la tarde y aún no he desayunado porque lo primero que he querido hacer hoy ha sido comprender. Y eso lleva su tiempo. Sobre todo porque sigo en mi habitación del hotel y aquí mi wi-fi va a un ritmo muy lentorro.

Grenoble a simple vista

Los disturbios en Grenoble. Leo y leo y leo pero nadie me explica la causa profunda del estallido de tanta violencia. Me dieron, por la noche, noticia de lo que ocurría: cada minuto, cada dos minutos. Busco en la prensa española, y también en la francesa. Ocasionalmente, una palabra parece iluminar, pero de nuevo se hace la oscuridad: en la prisa  por alimentar al lector se acepta cualquier fuente. Bueno, cualquiera, no. Mayormente la de la policía. Le Monde deja hablar a todo el mundo.

Infierno y temor

He pensado que este artículo de junio del 2006, publicado en El País seis meses después de que ardiera el extrarradio parisino, resulta esclarecedor para lo de hoy y lo de mañana. Ver, o volver a hacerlo, la serie The Wire, también ayudará a comprender esa cólera, ese abandono, esa violencia. ¿Y quizás a encontrar soluciones?

Ahi van fotos del paraíso  de Grenoble… y de su infierno. Una representación del cuarto mundo que mora en el primero.