O sea, mi intensa jornada pamplonica. He dormido y descansado muy bien, y ahora puedo subiros las fotos de mi estupenda estancia en la capital navalla. Buena compañía, una charla compartida con muchas personas amables y atentas, y, sobre todo, haber conocido a las artífices del Centro de Documentación-Biblioteca de Mujeres del IPES (Instituto de Promoción de Estudios Sociales), que este año celebran su 25 aniversario. Son mujeres de mi generación, año más año menos, de las que se han batido el cobre desde su juventud, y siguen igual de peleonas o más. Les estoy muy agradecida por haberme dado unas horas inolvidables. Aquí van las fotos.
La Biblioteca es de no perdérsela, cumple con múltiples funciones, abarca todas las áreas de investigación en torno a la mujer, ofrece servicios, en fin: una joya. Y depende de las precarias subvenciones que el poder concede.
En Alcalá de Henares hay otra capilla restaurante. Esta que muestras es más bonita. Qué buena audiencia.
Me gustan la vista y la más vista. Buenos días.
Buenos días, Maruja.
Me encanta verte cual sacerdotisa en plena consagración del vino en una capilla alba y clara, laica: La Capilla a donde te llevaron a comer.
Y más más vista, parece un cuadro impresionista escapado de La Exposición.
¿Te acuerdas que el otro día dije que buscaría a ver quienes eran Krohg y Guthrie? Bueno, ya he descubierto algunas cosillas. Pero la que me fascina es la esposa de Krohg: Oda Krohg, sobre la cual escribió una novela biográfica el escritor noruego Ketil Bjornstad, y que ando locuela por encontrar. Parece que tendré que contentarme con una traducción en alemán que hace años que no practico, pero no hay nada más en el mercado, o yo no he sido capaz de encontrarlo. Ah! El título es «Oda!».
Y de Guthrie, supongo que se trata de Sir James Guthrie, al rascar me sale premio también, porque me lleva a las Glasgow Girls, entre las que cupo destacar Frances McDonald.
Dos mujeres interesantes en el mundo del arte, por sí mismas, y por su personalidad. Adelantadas a su tiempo. Precursoras del nuestro.
De Ketil Bjornstad también me interesa la biografía de Edgard Munch, y un libro que acaba de publicar «La Société des Jeunes Pianistes».
En mi descargo tengo que decir que siento debilidad por los autores nórdicos. Que Hening Mankell es el culpable más remoto, pero después han venido en tropel una larguísima lista de autores escandinavos a los cuales admiro -a unos más que a otros- y que no me canso de leer porque siempre me aportan una sensibilidad, una empatía, una responsabilidad social, unas reflexiones nuevas y de mucho valor para mí. Lo que me fastidia es que haya pocas traducciones o que lleguen tarde, o nunca.
Besos a todo el mundo. Feliz día.
Con lo que cuentas y las fotos que nos envias del lugar y de sus gentes, tengo la sensación de estar viajando al mismo ritmo que tú. Estas pequeñas capitales de provincia que a veces son muy anónimas, pueden resultar muy interesantes si conoces a alguien de la zona que, a su vez, conozca a fondo lo que se cuece en ellas.
Que chulas las vistas de la habitación. Que gracia Maruja y Ziga hacéis buen equipo. 😉
Que maravillas de vistas…con frio incorporado.
Gran labor en la biblioteca y gran compañia.
Eso de reportear tu vida quizás sea lo que hace diferente tu blog y anime a participar en él
Interesante la entrevista del Diario de Navarra.
Estoy enfermito, niña. He caído. En la segunda estás preciosa, en la primera NO. Me voy al camastro.
Mis respetos y admiración a las mujeres del Centro de Documentación-Biblioteca de Mujeres del IPES (Instituto de Promoción de Estudios Sociales) en Pamplona, en su vigésimo-quinto aniversario:
Mujeres
Hoy se trata de buscar culpables. No me gusta esta tarea. Prefiero siempre mirar para adelante, a la búsqueda de soluciones. Pero hasta que no seamos capaces de identificar la causa del mal social, no podremos ponerle remedio. Tal y como se hace en la ciencia: primero el virus, después los medicamentos que los combatan.
Que la religión judaica convirtió a la mujer en esclava del hombre, en subordinada, en portadora del pecado, en la bicha, ya se sabía. Que las distintas religiones que surgieron de la judaica, todas ellas, cristiana, musulmana y todas las grandes y pequeñas monoteístas creencias que circulan por ahí, se llevaron consigo esa misoginia sin plantearse la más mínima duda con respecto al valor de la mujer, también es sabido. Incluso que el Papa haga manifestaciones provocadoras, ridículas, nada ingenuas -aunque hay quien lo crea así- pero ya tardías, teñidas de un machismo furibundo, es normal en él.
Hasta es relativamente normal que aparezcan, incluso, algunos curitas anglicanos, casados, que, en presencia de su esposa, manifiestan que se pasan a la iglesia vaticana porque su machismo no puede aguantar la existencia de sacerdotes u obispos femeninos en la Iglesia Anglicana… No sé qué va a ser de su mujer, ¿cuál será el estado civil de ella, una vez él tenga que ser célibe por imperativo categórico?… . Lo cierto es que los Papas han obsequiado con creces a los tránsfugas religiosos: así que ella, por lo menos, será esposa del Cardenal Fulano de Tal -no sé si tendrá que hacerse monja; divorcio, no; vida matrimonial, tampoco…- Mejor no detenerse en estas menudencias circenses, que si bien nos hacen sonreír burlonamente, nos distraen de la cuestión.
Como las religiones todo lo impregnan, más allá de lo que se pueda sospechar, están todas las sociedades enlodadas de un machismo que es más o menos radical en función del nivel de educación de la sociedad, y de su capacidad crítica de las religiones -que es muy poco, o nulo- y del papel social que tienen éstas en detrimento de la mujer. Aquí sí podría hablar el Papa de laicismo combativo.
Estoy enfadada. Desde hace muchos años. Y me he ido enfadando cada vez más con la iglesia. Al fin y al cabo es la responsable del trato diferente que hemos recibido. Que recibimos. De cómo se nos perdona la vida, si somos hermosas, en forma de favores, de atenciones, que no queremos, por favores, pero que si se lo va a llevar otra, mejor lo cojo yo. Aunque yo no valga tanto como la feúcha de la esquina. De cómo aceptamos ese estado de cosas, todavía hoy. Cómo vendemos autos, viajes, alcohol en ropa interior, que no digo que no. No es lo más grave. Pero ahí se esconde un agravio a los cuerpos imperfectos: la gran mayoría. Y eso sí que tiene tela. Se ha hablado sobre ello a diestro y siniestro. Yo, no lo haré.
En cambio, me apetece hablar del trasfondo que ha quedado agarrado a nosotras, las mujeres, como arma que colabora muy eficazmente en que el machismo no desaparezca. Y esto, para mí tiene mucha más tela, porque lo he visto y lo veo con mucha frecuencia. Y estoy segura de que las mujeres que me leéis -si es que hay alguna- lo habréis observado también.
Se trata de la competitividad que se crea entre dos o más mujeres del mismo ámbito. Y no hablo de una competencia sana. Hablo de envidia, de deseo malsano de aquello que tiene, o que suponemos que tiene la otra. Porque si habláramos de envidia de ser, quizá ya no deberíamos hablar de envidia, sino de deseos de emulación, lo cual es muy sano, pero muy raro.
Y, observando, lo he visto en todas las clases sociales: Cuando aparece una mujer nueva en un grupo de otras mujeres, las primeras pesquisas van en el sentido de averiguar a qué se dedica la nueva, para descartar o adoptar preocupaciones, según se dedique a otra cosa o a lo mismo. Si está casada o no, para que no nos quite el marido, si anda suelta. Averiguaciones suficientes para saber si hay que tratarla como a igual, someterse, o ridiculizarla, si se hace necesario, ya sea por inferior, o por superior…
Ya ni os cuento qué sucede cuando en esas reuniones femeninas hay hombres de por medio. De verdad que nos ponemos ridículas. Me lo podéis rebatir. Podéis decir lo que queráis. Son muchos años observando. Muchos años riéndome por debajo de la nariz. Partiéndome por dentro. Pero lo cierto es que los hombres no actúan así. Son más directos. Se saben bien su papel, y el nuestro. Aunque, como nosotras, muchos de ellos estén aprendiendo a corregir viejos moldes.
La lengua de la mujer puede ser terrible. Hiere. Sabe dónde atacar. Es una manera de compensar, supongo, la falta de fuerza física. Desencadena, al herir vulnerabilidades en otras mujeres, una lid de rencores/odios, que no aportan nada positivo. Cuando la mujer abandona el razonamiento, para caer en este hábito tan machista, cuando es la mujer quien lo comete, se pone en evidencia, y colabora con la tradición misógina.
Es lo que abierta o subliminalmente nos han enseñado. Es con lo que nos machacan constantemente en la publicidad. Siempre andamos metidas en una competición entre mujeres, contra mujeres. Nos comparamos, nos husmeamos, nos buscamos los puntos flacos, nos pensamos mal las unas de las otras, nos pisamos los talones, los juanetes y los cordones. Suegras contra nueras y viceversa. Si han conseguido un puesto de responsabilidad, normalmente reservado a los hombres, en el mejor de los casos toleramos las burlas que los misóginos hacen de sus peinados, ropas, o aspecto, cuando no reímos con ellos sus gracias horteras y chabacanas, convirtiéndonos así en otro de ellos.
Como mujer estoy siendo muy dura. Lo sé. Sé también que hay otro tipo de mujeres. Y sé que cuando éstas se proponen juntas una empresa, sin imitar a los hombres, siendo ellas mismas, esa empresa es magnífica. Se trata de encontrarlas, de reconocerlas, de emularlas, de desaprender los vicios adquiridos y empezar a ser mujeres de verdad. A ser personas dignas.
Desde que tengo uso de razón ese fue siempre mi objetivo, que se me reconociera como persona primero, antes que como mujer. Hoy peleo más como mujer, pero llevo miles y miles de batallas perdidas, día a día. Las que más me han dolido son las libradas con otras mujeres, sin duda.
Raúl ponte bueno pronto….
Maruja un besote
Puesto bueno. Aquí estoy.
Can you feel me coming
open the door it’s only me
I have that desperate feeling
in trouble is where I’m going to be
I know you hear me knocking
so open the door and set me free
If there’s a kingdom beyond it all
is there a god who loves us all
do we believe in love at all
I’m still pretending, I’m not a fool
So in your infinite wisdom
show me how this life should be
all your love and glory
doesn’t mean that much to me
If there’s a kingdom beyond it all
is there a god who loves us all
do we believe in love at all
I’m still pretending, I’m not a fool.
¡vivan los ‘héroes’, las ‘heroínas’ y su ‘reino’!