Tengo serios problemas de conexión que ahora no puedo solucionar porque estoy metida en la novela -no son penurias, sino esfuerzo y un razonable talento para ello lo que ayuda a escribir; tampoco es necesario estar en El Cairo; sí, haber vivido y haberse enterado, en donde sea-, aunque no quiero dejar de comentaros cositas.
Ayer fue un día glorioso. Me hice socia del Inter Fitness del Semiramis Hotel, lo cual me da derecho al uso diario de piscina y de la sección femenina del gimnasio. Entré en la pisci y allí estaba mi amiga la Nuria. No nos habíamos dicho nada, pero coincidimos, lo cual fue estupendo, cada una con nuestro ordenador. Cuando me iba y mientras ellos (Míguel se nos unió después) se duchaban -yo lo haría tras del masaje que me darían a las 17 h.-, estaba yo pagando el agua mineral cuando me giré para entrar a buscarlos y por esa puerta, por esa misma puerta, salió Omar.
Hay que reconocer que iba tocado el hombre, se había hecho una hora corriendo en la cinta y, como vive en el Semiramis cuando está en El Cairo, iba en chándal directo a su habitación. Groggy y muy mayor, pero con estilazo y elegancia suprema, sin duda el más bello de los muy mayores. Por eso mascullé en voz bastante alta: «¡Guapo!», el pobre ni se enteró (aunque entender lo habría entendido: su hijo vive en Madrid), iba venao al ascensor, pero una compatriota que vive aquí y trabaja en una pequeña ONG con mujeres y jóvenes, María, estuvo de acuerdo: guapo, sí señores. «Como verá, nuestro centro tiene mucha clase. ¡Viene Omar Sharif!», sonrió la encargada.
Comí en el balcón del hotel -sigo sufriendo, ya veis-, luego me dio el masaje una egipcia contundente. Algo sincopada y hercúlea en comparación con mis thailandesas habituales, pero muy eficaz, y quedé estupenda.
Por la noche cenamos en el Christos, éramos cuatro y dos. O sea, cuatro amigos y las pirámides de Keops y Kefrén que, iluminadas, nos acompañaban. Nunca me canso de mirarlas, sobre todo a cierta distancia. Ah, qué impresión tan impresionante.
Sigo con el libro y dentro de un rato me voy a la pisci. Allí me dan conexión con Internet, funcionan mejor, espero enviaros desde allí, Alma Buena mediante, las fotos que hice en mi barrio… y en las cercanías de las piramidonas nocturnas.
Creo que ser socia del Inter Fitness del Semiramis Hotel tiene muchas ventajas adicionales… Ya nos iras contando esas apariciones estelares.
Supongo que las pirámides iluminadas estarán preciosas, esperamos esas fotos.
Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010 – 12:58 h:
¡Enhorabuena al escritor y las letras castellanas!
Sigues dando sana envida. Te iba a decir lo de Vargas Llosa, pero se me adelantaron. De todas formas es algo que me alegró mucho.
¿Por qué dirán lo de la sana envidia?
la mía nada sana, insana y verde…
¡Joé… pirámides, urbes bulliciosas, placeres varios y cruzarse con los ojazos de omar sharif…joé!
Puritita envidia, digamos la verdad, al menos en esto ¿no? que no cuesta nada
Besinos, disfruta por todos nosotros que tanto estamos aprovechándonos también de este tu viaje.
No se puede tener todo, las pirámides y a la vez conexión a internet a toda pastilla. Qué suerte ….