Como podéis suponer, carezco de experiencia directa en ese terreno. Sólo he sido amante o amiga de hombres paridos por mujer. Hay de todo, pero en general me llegaron muy marcados, algunos todavía con un halo de leche materna alrededor, o con la placenta por bufanda, en otros casos. El amor maternal marca mucho a los varones. O el desamor. Una madre distante. Una madre sobre protectora. El varón nunca mata a la madre como mata al padre por la necesidad que tiene de hacerse hombre a su vez. Y la madre, de una forma u otra, siempre le posee, siempre le define. Hay casos en que no, claro. Pero son los menos.

En cuanto a nosotras, a la primera a la que necesitamos matar es a la madre, y con frecuencia lo hacemos. Si el asesinato sale bien, podemos seguir queriéndola.

En cualquier caso, para madres, hijos e hijas, la relación es muy compleja. Me temo que no es lo mismo en el caso de la paternidad, que biológicamente parece un asunto más casual. El macho de la especie tiene que inseminar como un loco para reproducirse y poblar la tierra, la hembra de la especie tiene que etiquetar los productos y fijarlos y sellarlos, para que no se pierdan.

Vamos, digo yo. Que no soy una especialista en nada, sino una aficionada a prácticamente todo.