Permitidme hoy que abandone (volveré, no os preocupéis) los asuntos de actualidad para concentrarme en algo mucho más agradable. Viajo a Madrid para grabar un programa de televisión y tengo un montón de cosas por resolver, y la cabeza poco concentrada.

Os quería recordar a estas dos damas, de diferente nacionalidad y época, pero no muy distintas. Michelle Pfeiffer y Jeanne Moreau. Ambas, extraordinariamente bien dotadas para hacer un cine adulto. Jeanne, criatura de Francia, se benefició de una era rupturista y de una tradición cultural sólida. Pfeiffer consiguió hacer unas cuantas buenas películas, y capea como puede esta adolescencia senil que domina hoy la cinematografía de su país. Son dos inolvidables rostros del cine, de la feminidad en gran pantalla, de la profundidad de los sentimientos, expresados con sutileza.

Las dos hicieron una película en la que compartían la vida con dos hombres. Pfeiffer, Hollywood manda, no se salió del marco sexual convencional en su The Fabulous Baker Boys, estupendo filme que sí ahondaba en lo más antiamericano: el fracaso. Moreau fue la mujer de Jules et Jim, en una preciosa historia de amor a tres bandas.

Delicadas, etéreas, femeninas y eternas. Las dos cantaban. Vamos a escucharlas.