… la cosa de subir fotos está fotuda. Pero no desanimons, en cualquier caso acumulo para el Semíramis. Yo no tricoto chaquetas, ni que fueran para Quasimodo. Lo más, bufandas y piezas para colchas. La verdad es que le saco mucho partido a mi tiempo. Detesto el aburrimiento, no va conmigo. Siempre hay algo qué hacer, algo que mirar.

Ayer apareció Javier, brazos en alto, a recibirme en el aeropuerto. Enfilamos hacia casa, me presentaron a Noor, que es muy chiquitita, tiene sólo tres semanas y se pasa el día zampando del tetrabrik de mamá. Javier y yo fuimos al consulado, a la ceremonia, que el cónsul celebró en uno de los bellos salones de la embajada española. Amaya estaba radiante, como es muy delgada -es una Audrey Hepburn– y tiene el pelo muy negro, le sentaba divinamente el vestido con lorzas, corto, moderno y elegante, y en color blanco roto. Khalil estaba guapísimo con traje y chaleco, y super emocionado. Los padres de él y un amigo del teatro; la hermana de ella, Carlota, también muy conmovida. Los amigos, contentos.

Luego comimos y bebimos en el Samakna como si no hubiera un mañana, pero como todo era de primera calidad he despertado pronto, sin resaca y con ganas de novela. Me he hecho unos párrafos antes de conectarme.

Curiosa la sensación de regresar a Beirut como visitante. Hice una foto de lo que está ocurriendo en mi ex barrio: hay una excavación de campanillas para construir un rascacielos (eso sí, siguen las restricciones de electricidad y de agua; siempre cagando más alto que el culo), y mi querido edificio está allí solico, triste, representativo de una arquitectura que será arrasada por la codicia.

Ahora mismo, Mónica está con el ordenador en brazos mientras el bebé duerme bajo los efectos de su última mamada, Yeray dibuja con el juego de ingenios lapiceros que le regalé ayer, los dibujos animados (pingüinos) están puestos, Naser trajina en el piso, limpiando, Javier hace café… Más adelante iremos a Spinneys a hacer la compra de la semana, luego llevaremos a Javier al aeropuerto (se va a reportear unos días al Golfo), y Mónica y yo dispondremos de un par de horas para saquear una librería y un par de tiendas.

Esta tarde vienen la recién casada y su hermana, a conocer a Noor. Aprovecharé para que Carlota, que vuelve esta tarde a España con una maleta semi vacía, se lleve mis libros recién comprados. Aquí tienen siempre lo último que sale sobre política en la zona.

Hasta uego.