Piqué, colonizando España

Para empezar este sábado con un poco de brío patriótico -luego os cuelgo más posts-, he aquí un par de ejemplos de la tontuna nacionalista catalana (la española es también de órdago, y sobre todo, ha sido muy dañina) aplicada a las hazañas de La Roja. En ambos casos, los cerebros quedan seriamente dañados, pues los nacionalismos no son sino restas, restas de facultades practicadas a lo bestia.

No me había fijado hasta hoy en los equilibrios en que se meten algunos diarios catalanes (que buscan halagar al lector tanto como los políticos le hacen la pelota al electorado) para no nombrar a España cuando hablan del Mundial. Y resulta que a estas elucubraciones hallábase entregado el personal mientras yo me deleitaba yendo por las carreteras de España y encontrándome con gente encantadora que eran sólo (y nada menos) eso: gente.

Colonizador Puyol

Hoy, precisamente en el diario La Vanguardia, leo dos entrevistas. La una, con Piqué; la otra, con Puyol. Las firman dos redactores diferentes, por lo que no resulta difícil deducir que la expresión «la colonización de azulgranas y catalanes» (en el primer caso), y «la colonización catalana» (en el segundo), es una especie, o bien de consigna, o bien de deseo subliminal tan interiorizado como compartido. Por fortuna, los mencionados jugadores no entran al trapo y responden elegantemente.

Dado que mi regreso a Barcelona se ha producido en vísperas de la gran manifestación que hoy colapsará la ciudad, y que, en los tiempos verdaderamente duros para Cataluña (y no este bañomaría de dificultades exacerbadas por quienes no saben vivir sin agitar el cotarro), el Barça era «més que un club», convendría recordar -para que no seamos injustos con los catalanes inteligentes- que Cataluña es mucho más que un equipo de avispados que se aprovechan de las frustraciones del personal y corren una cortina de patriotismo delirante para camuflar las incapacidades de la clase política. Entre tanto, lo que realmente nos falta es un proyecto de verdadera modernidad. Y profundidad de pensamiento. Entre tanto, me preparo para verlo todo por la tele. La manifa (en su día también vi la boda de la hija de Aznar en El Escorial) y, mañana, el partido.