Escribí el otro día el consabido Perdonen que no me levante… el primero de 2011. Chuches, cómo horripila el paso del tiempo. Y sin embargo es muy hermosa la cifra: 2011. ¡Haber llegado hasta aquí!  Toco madera, faltan cuatro días. Hoy me siento poco atraída por los asuntos noticiosos o noticiables. Mañana, Día de los Inocentes. Qué ingenuos, de una forma u otra la matanza no dura un único día. Sin embargo, seamos positifos, que diría Van Gaal. Cómo echo de menos a los guiñoles. Ayer, Tonino y yo vimos un programa doble estupendo: Cantando bajo la lluvia y Toy Story. De la primera lo que más me gusta es verla sabiendo que a la mezquina diva Lina Lamont la van a castigar en esa magnífica secuencia en la que el productor y los dos amigos tararean y van subiendo el telón, dejándola en ridículo. Y luego ese: «¡Detengan a esa chica! ¡Ella es la verdadera artista! ¡Miss Kathy Seldon!». Qué realizada me siento siempre, cielos.

A ver si el año que viene, o sea, el 2011, consigo que esto no sea sólo un blog. Tengo dominio de web, y me gustaría sacar una vez por semana una sección fija de cine. ¿Qué os parece? A ver si mis almas buenas (feliz año a todas) se apiadan de mí y me la montan.

De Toy Story me vuelve loca el astronauta.