Quede claro que no tengo ningún interés en promover la imagen de esa bestia que farfulla en los dominios televisivos de la Cólera de Dior, ni siento el menor deseo de ensuciar este sitio con su babeante belfo. Por lo tanto os ruego que no os extendáis más sobre ese pobre emasculado que lo único que quiere es adquirir notoriedad insultando. Le conozco y le ignoro desde hace tiempo. Tipos como éste debían de llevar pistolón en los meses previos a nuestra guerra civil, pero de esto no dirá nunca nada el puentífice. El susodicho es un insultador de oficio y le pone más frenético no tener repercusión que tenerla. Detalle: es un chico de buena familia, sumamente soberbio y racista, que se cree poseedor de gran talento y, como resultado de su mediocre vida, es un odiador profesional. Su propia abuela se avergonzaba de él, en el funeral de Manuel Vázquez Montalbán, de quien ella era amiga, porque el mierda ése había publicado esa mañana un artículo (en un periódico ínfimo) poniendo a parir al muerto. Es la hez de la tierra.