Es estupendo dejar esa imagen y esa huella en tus amigos y compañeros. No se puede pedir más.
BENJAMIN 13 marzo, 2011 en 19:46
Es la mejor forma de decir adios de un periodista. Seguro que su paisano Jose Antonio Labordeta, lo estára esperando. Que nos haga un «sitico» (en aragones, natualmente).
anónimo 13 marzo, 2011 en 21:06
Porque los anocheceres de los días duros, son muy ingratos, espero que te acompañe
Una persona no muere mientras haya gente que la recuerde y la lleve consigo. Creo que Quim Ibarz fué un afortunado por la vida que vivió y los amigos que tuvo. Le despediste hace poco cuando te desplazaste a la Franja. Muy bien tu artículo en el País Semanal en el «Perdonen que no me levante», «Indignémonos».
anónimo 14 marzo, 2011 en 10:37
Buenos días.
levantarnos cada día, incluso si están grises y solo queremos llorar, es el privilegio de quienes estamos vivos. No lo defraudemos!
Un abrazo
PS: un buen desayuno, suele ayudar
Mariola 14 marzo, 2011 en 19:39
La piel de gallina se me ha puesto al leer sobre este gran periodista que, desgraciadamente, no conocía…
Es estupendo dejar esa imagen y esa huella en tus amigos y compañeros. No se puede pedir más.
Es la mejor forma de decir adios de un periodista. Seguro que su paisano Jose Antonio Labordeta, lo estára esperando. Que nos haga un «sitico» (en aragones, natualmente).
Porque los anocheceres de los días duros, son muy ingratos, espero que te acompañe
http://youtu.be/RVsMZEykZR8
un abrazo
Una persona no muere mientras haya gente que la recuerde y la lleve consigo. Creo que Quim Ibarz fué un afortunado por la vida que vivió y los amigos que tuvo. Le despediste hace poco cuando te desplazaste a la Franja.
Muy bien tu artículo en el País Semanal en el «Perdonen que no me levante», «Indignémonos».
Buenos días.
levantarnos cada día, incluso si están grises y solo queremos llorar, es el privilegio de quienes estamos vivos. No lo defraudemos!
Un abrazo
PS: un buen desayuno, suele ayudar
La piel de gallina se me ha puesto al leer sobre este gran periodista que, desgraciadamente, no conocía…
Un abrazo grande, Maru!