La persona que me pasó lo de los euros de los collons me escribe un mail (no encuentro la forma de copiar el breve texo), y se disculpa, por no haberlo comprobado. Dice que está verde como revolucionaria. Era de mi confianza y sigue siéndolo. Añado mis disculpas a las suyas. Yo estoy demasiado vieja para revolucionaria. Pero prefiero pecar por crédula.