Buenos dias. Os escribo desde el unico ordenador que funciona en estos momentos en el bisiness center -del Marriott!!!!- pero es que es viernes y el tecnico esta santificando. Como tiene el teclado cojo le he puesto mi movil cairota en el lado corto. Tiene su encanto.
Ayer pase uno de esos dias estupendos que solemos regalarnos Adrian y yo en el Cairo. Siempre empieza igual. El me llama: «Salgo de casa». Vive en Giza, de modo que tardara un rato. A punto de llegar al hotel vuelve a llamarme, salgo y le espero. Ayer, mientras le aguardaba, fotografie la placa que pusieron en la fachada principal cuando hicieron reformas: algo asi como «el honorable presidente Mohamed Hosni Mubarak inauguro…». No somos nadie.
Nos fuimos a Jan el-Jalili, eligiendo una de las dos entradas que mas nos gustan, y ya nada mas entrar Adrian hizo que me fijara en unos chales muy bonitos. Compre uno para mi y otro para Violeta. Adrian no solo habla arabe feten -el clasico y el de la calle- sino que les conoce, y regatea muy bien. Luego, del bracete, el con su elegante baston y yo con la rodillera oculta pusta, descendimos hacia el barrio islamico, metiendonos por Siga, o Shiga, por la calle de las joyerias. Oro para las dotes de novias y para las ninyas, plata por un tubo. Mas adelante nos metimos en el Museo de Tejidos, donde se conservan fragmentos de telas faraonicas, unos pies de momia, y muchos tapices y telas coptos e islamicos… Os hice una foto (esta prohibido) del calzoncillo de Tutankamon, una especie de tanga muy apanyado.
Seguimos y seguimos, y cuando ya no pudimos mas nos sentamos en el pintoresco cafe de Om Khulzum, y nos hicimos un te y un descansito. Luego dimos la media vuelta, y otra vez hasta Jan el-Jalili. Teniamos el plan de ir a cenar al FishMarket, uno de esos restaurantes-barco amarrados en el Nilo, pero primero, estabamos muy cansados y, segundo, el follon del trafico era demasiado, tipico de vigilia de fiesta. Elegimos el jardin del Marriott: cervecita, shisha para mi y, cuando cambiaron el turno -y con el, la carta-, pedimos algo sencillo, pollito muy asado al carbon para mi y kofta para el. Pero lo principal fue la charla. Hable mucho con el de la novela -y el se ponia muy Fattush para asesorarme-, y de todo lo habido y por haber.
Y hoy he de escribir una cosa que me han encargado para El Pais Semanal. Hasta pronto.
Que buenos paseos te pegas!
Parte recibido.
Qué bien que te inspiras y que bien que lo cuentas; os veo a los dos «enhebrados» del brazo por El Cairo más El Cairo, aquí paramos y curioseo en la tienda, y seguimos y charla que te charla…Como si estuviera allí.
Cómo me gustaría que nos dieras pelos, hilos y señales del Museo del Tejido. Espero ansiosa la foto de esos calzoncillos de Tutankamon. No sabía nada de su divina existencia. Para mí son vitales. ¿Cómo se sabe que son de Tutan? ¿Llevan su nombre incrustrado o tatuado en su urdimbre?
Voy a tener que hacer una peregrinación a Egipto, solo por eso. El tanga de Tutan, mi Medina y mi Meca.
Gracias, Maruja, por tu valiosísima información.
Leo cada domingo «Perdonen que no me levante» en EPS.
Hoy me encuentro con «EL ACOSO ES ANTIRREVOLUCIONARIO» y me animo, por primera vez, a participar.
Que en el metro o en el autobús se te pegotee un pringoso con una erección repugnante (porque no te atañe) es algo que, por desgracia, sigue existiendo. No tanto, menos mal, que hace años.
Hace años también, comentando con unos amigos el fenómeno del acoso «itínere», Enrique Alpañés contó que, en Sevilla, un día escuchó a una sevillana a voz en cuello preguntar: <>.
Jamás olvidaré la anécdota, porque muchas veces estuve tentada de gritar lo mismo.
No quiero abundar cuáles son la razones de comportamientos tan empachosos, por no decir asquerosos.
Solamente decir y ya está.
Un saludo, unos besos y mi más sincera enhorabuena por su labia escribidora, doña Maruja.
Maribel Domínguez Mesa
– Madrid (España)
Maribel:
Una sugerencia. No pongas nunca tu DNI en ningún lugar que sea público o semipúblico. Aunque estés entre amigos. Desgraciadamente asoma la nariz todo tipo de personajes.
Hubiera sido aconsejable borrar el número del comentario.
Respecto al acoso ‘sobre ruedas’, no es preciso acudir a El Cairo. Lo tenemos más cerca. Hace años durante mi residencia en Cádiz, el autobús urbano que hacia el recorrido desde la Plaza de España a la Base de Puntales, siempre lleno a reventar, hacia la mitad del camino, una mujer gritó. «¿Quieres culo?, ¡Pues toma culo!.» Dándole al que tenia detrás una buena culada. Ni que decir tiene que las carcajadas fueron sonoras y el ‘caliente’ se puso de todos los colores imaginables. En la siguiente parada se bajó. Aunque creo que no era la suya.
Es lamentable. Pero una buena frase a tiempo, desenmascara al estúpido.
Saludos.
Estimada Maruja Torres y demás lectores de este blog, no sé si conocéis el libro «Análisis de la Sociedad del Bienestar» de Agustín García Calvo. Hemos publicado una versión inglesa en Internet («Analysis of Welfare Society»), y resulta que en ningún país del mundo hay tanta gente que se interese por esta publicación como en Egipto (o eso al menos es lo que nos dice el servicio de análisis web). Nunca lo habríamos sospechado. ¡Salud!