… con los preparativos del libro, que por suerte la editorial tiene mucho interés en él. Hay una promesa que no puedo cumplir, y es seguir los Oscar en directo. Salvo que quiera salir como Nosferatu en adobo en la foto de contraportada. Me la hacen el lunes a las 11 de la mañana, y esta prenda tiene que dormir para estar presentable. Lo siento muchísimo, perderme el directo y la posibilidad de comentar con vosotros en tiempo real las emociones o el tedio, que parte tostonazo sí lo tiene la cosa. Pero, ¡en fin! No seré yo quien me queje, en estos tiempos de crisis, porque recibo mimos editoriales.

En lo que respecta a la fecha de hoy, creo que el 23-F recupera su verdadero significado y salta por encima de la retórica habitual, gracias -o por desgracia- a ese fantoche carnicero que, al otro lado del Mediterráneo, en la vereda Sur de nuestra sangre, oprime a su pueblo y derrama sus peroratas de verdugo beodo. Gadafi, quien nos lo iba a decir, después de frotarse el belfo con nuestros gobernantes democráticos, se junta en las estampas de la historia, se yuxtapone a aquel Tejero brutal, que no hizo más daño porque no pudo, y a sus cómplices. Nosotros ya habíamos tenido un salvapatrias durante cuarenta años, y no tuvimos ni la desesperación ni las agallas que tienen nuestros hermanos árabes.

Dejo de escribir porque tengo que buscar a Nuria Tesón. La he escuchado en la SER -he pasado varias horas yendo de RNE a la SER y viceversa- y está en la frontera de Egipto con Libia, informando desde allí e intentando entrar, supongo que con su compañero Miguel Ángel Sánchez, haciendo fotos.

Buena jornada, asomadores.