Voy a intentar pasar lo más desapercibida posible entre los alaridos -unos gritan más que otros- y las mentiras -unos, fundamentalmente, sólo mienten-, pero eso no quiere decir que no me indigne. Javier Astasio expresa muy bien hoy en su blog lo que yo siento.

Por otra parte, a mis 68 años tengo ya muy claro lo que no quiero. No quiero dejar de votar, no quiero votar en blanco y no quiero quedarme quieta viendo cómo gana, gracias a nuestra justificada decepción, quien prepara tiempos peores.

Pero eso sí: mientras pueda me ahorraré los alaridos.