Cuando os preguntéis cuándo empezó esta expoliación sistemática del planeta a cargo de los financieros, recordad: Ronald Reagan fue el primero. Los dos Bush le secundaron con entusiasmo; entremedias, Clinton hizo lo propio, y ahora Omaba sólo intenta poner daños calientes en una situación de predominio y hasta mandato de Wall Street, incumpliendo las promesas hechas en campaña. La desregulación de los mercados, iniciada por la siniestra pareja Reagan-Thatcher, nos ha conducido hasta aquí. Hasta el triunfo de Esperanza Aguirre y su cruel ideología, sin ir más lejos. www.publico.es
La necesaria memoria
10 Comments
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Totalmente de acuerdo! Si los ricos se apretaran el cinturón todo iría mucho mejor.
Lo de Esperanza es «desesperanzador», ojala salieran todos bien escaldados…
La llamaron Reaganomics. Thatcher tampoco le andaba a la zaga. Ambos, el norteamericano y la primera ministra inglesa, estaban asesorados por miembros de la sociedad de Mont Pelerin creada en 1947 con el objetivo de la difusión en el mundo de las ideas del liberalismo económico.
«Redefinir las funciones del Estado para poder distinguir más claramente entre un orden totalitario y uno liberal» era uno de los principios fundacionales de esta sociedad. La cuestión es que con el hiperdesarrollo de estas ideas cuyo objetivo final consiste en minar al estado (sanidad, educación, protección social e, incluso, seguridad*) y desregular las actividades económicas y privatizar, hemos acabado por tener un antiestado totalitario y global, una especie de Frankenstein que se ha escapado del laboratorio, cuyo nombre es Monstruo Mercado. El nuevo amo del mundo y regidor de los destinos de la humanidad que, en realidad, solo beneficia a una élite en contra de la mayoría de las personas.
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* Aunque parezca cosa de frikis, hay extremistas de esta ideología ultra que dicen barbaridades como que Somalia es el paradigma de estado ideal en el que, por ejemplo, tienes seguridad… si pagas a un señor de la guerra para que te proteja. Son los anarco-capitalistas. También podemos recordar como, en EEUU, aún muchos días después del desastre del Katrina, las víctimas estaban desatendidas porque no había una infraestructura de servicios estatales que pudiera hacerse cargo.
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Un poco largo esto. En fin.
Soy economista aunque nunca he ejercido… y desconocía completamente esa información. El «new deal» parece que funcionó y esas medidas hoy serían alucinantes… impensables.
América todavía no había ganado la «gran guerra», creo que ahora no se siente tan comprometida como cuando no eran gran potencia sino un país más. Parece que ese despertar como «gigante dormido» ha traído estos lodos…
Que haríamos sin información, gracias otra vez MT y a Amparo Estrada.
Jajaja, Madame Manostijeras y Madame Guillotina.
Genial el Perdonen.
Poquito a poco, pasito a pasito a nosotros nos pasará lo mismo que a los griegos. El poder financiero va minando poco a poco nuestra economía, como si de un «Crack» del 1929 a cámara lenta se tratara.
La gran diferencia, además del ritmo, es que en aquel entonces, sin experiencias previas, la banca (los mismos que han creado esta también) no supo preverlo y no presionó a los políticos a tiempo para que los rescatasen y cayeron, y con ello perdieron el dinero y los medios para la extorsión y corrupción de la clase política.
Sin la presión del mundo financiero se promulgaron toda una batería de leyes que impedían que aquello volviera a suceder. Estas leyes, estos mecanismos de seguridad, que propiciaban además de la estabilidad económica, la creación del estado del bienestar son las que desde los años 80, Reagan, Thatcher y los sucesivos presidentes americanos, del FMI y el Banco Central Europeo, entre otros muchos, han ido eliminando, como los obedientes títeres de los lobbys financieros que son, en un ataque persistente y solapado para retornar a un poder incontestable, absoluto.
…Y así seguimos, y hasta que toda la gente no sea consciente de en manos de quien estamos realmente. De que la inmensa mayoría, el pueblo, no es quien gobierna, de que la Democracia a quedado reducida a una pantomima, y actúe en consecuencia, eliminando del sistema político no solo a los corruptos, también y sobretodo a los representantes de esta aristocracia empresarial-financiera, este proceso seguirá, poquito a poco, pasito a pasito.
Fernando
No es por darme pisto, pero lo anterior lo publiqué yo en estas «asomadas» hará unos 2 meses(estoy perezoso como para buscarlo). La redacción es mía, no hice un «Ana Rosa», las ideas son de otros, yo ni soy vidente ni economista. Por lo que parece, cada uno por nuestro camino, vamos llegando todos a la misma conclusión.
Nada se destruye, todo se transforma. El dinero existe, aunque quizás no en la manos adecuadas, en la misma forma que hace tres años. Si alguien debe es porque no ha devuelto un dinero que o bien sigue teniendo el deudor disponible en sus manos o bien lo ha gastado, con lo cual ha pasado a otras manos, pero no desaparece. No somos más pobres globalmente hoy en día, sólo ocurre que el poder de EEUU y de Europa se está trasladando a otros lares. ¿Cuáles? Al final, va a resultar que los financieros y los mercados son el instrumento que «alguien» utiliza y que va a salir ganador de nuestra desestabilización social, económica y política occidental.
Respecto a como está todo distorsionado, fuera de control y de entendimiento, datos de la empresa BT ofrecidos por un comentarista:
Over the past 20 years, adjusted for inflation, BT’s sales have fallen 10%, net profit has
fallen 55%, employees have fallen 60%, and their top executive’s pay has risen 310%.
AnnaGB
¿Y se sabe algo de los réditos de los inversionistas?
Esto que voy a contar no es reciente. La historia ya tiene 6 o 7 años. Una amiga mía, trabajadora cualificada de una muy gran empresa española con negocios en nuestro España y algunos países de Europa y América, fue invitada por la empresa (como el resto de sus compañeros) a la celebración de un acto de relaciones públicas que tenía lugar en un gran hotel. Entre los festejos previstos (bebidas y picoteo selecto en los salones, algún regalillo serigrafiado con el logo de la empresa) les pasaron una magnífica presentación audiovisual (en esta empresa solían gastar una pasta gansa en esos menesteres) en la que se exponían los magníficos resultados económicos obtenidos y la importante mejora de las cifras respecto al año anterior; por supuesto se halagó y agradeció el sensacional trabajo realizado por el valiosísimo equipo humano de la empresa, su principal capital. Luego vinieron los discursos felices, trufados con algún gag seguramente guionado para despertar la simpatía y las sonrisas entre el auditorio; todo en el más puro estilo de esas convenciones de ventas tan retratadas por la máquina de vender el american way of life y que hemos visto en nuestras teles. Llegó el momento de las previsiones para el año próximo, igualmente lleno de felicidad y sonrisas repletas de dientes blanquísimos, y el orador de turno, sin despeinarse y con un desparpajo de lo más happy, anticipó el despido de no recuerdo qué porcentaje de la plantilla, aunque era significativo. El auditorio compuesto por trabajadores se quedó helado y mi amiga, que no tiene pelos en la lengua, se levantó de su asiento e interpeló al sorprendido orador porque tal cosa no estaba prevista:
– Oye, oye, oye… Pero vamos a ver; no entiendo esto; estáis hablando del récord de ventas, de lo bien que se está dando todo, de las buenas perspectivas futuras y elogiáis el trabajo que hemos hecho… ¿y dices que van a despedirnos?, ¿cómo puede ser eso si habéis obtenido más beneficios que nunca?
– Es que los inversores quieren más beneficios y vamos a obtenerlos así, respondió el tron de las galaxias que ocupaba el estrado. Creo que era jovencillo.
La incompetencia lo suficientemente avanzada es indistinguible de la mala fe. Esta llamada ley de Clark (de la NASA), de A C Clarke o de Grey, que ésos son, que yo sepa, los presuntos padres, es la frase que emplea Escolar para hablar de Aguirre y de la cólera que genera con su habitual falta de complejos.
Maria Luisa… completamente de acuerdo contigo. La ley de Clark hace que el tonto sea aún peor que el malo. Magnífico análisis de IEscolar.