Con esta añeja cita literaria quisiera encabezar mi reflexión. ¿Acaso no es cierto que tanto los terroristas como los ultras que les combaten nos han habituado a la aceptación de la violencia? Mirad las series de la tele, incluso las mejores. En ninguna de ellas, cuando tratan de ley y de orden, se discute la aplicación de la pena de muerte en Estados Unidos. Lo siento, mi generación vio su abolición, la que asistió a la victoria de Reagan, vitoreó su implantación. Y ahora la aplicamos como los terroristas. A bombardeo o a «cirugía limpia». Legalmente. Con o sin daños colaterales. Mejor dicho: siempre. Porque nuestra integridad sale perdiendo en cada una de estas operaciones.