… pero el escarabajo egipcio que luzco colgado al cuello y que llevé todo el día de ayer me lo regaló mi amigo Adrián Rodríguez Junco, mi modelo moral y como compañero de conversas en Beirut, para el inspector Fattush de mi novela. Adrián está casado con una mujer estupenda y egipcia: Violeta. Pero me he permitido darle una familia algo coñazo en la ficción. Jejejeje. En la próxima descansará de ella y se irá de vacaciones a Egipto, para ayudar a Diana Dial en su nuevo caso.
No es por fardar…
Un comentario
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Que suerte tiene algunas de poderse permitir hacer lo que les da la gana…lo bueno de separarse de un empresario millonario y que le paguen una pension vitalicia…eso es lo bueno de ser de papel.