Como estos días tenemos a Neus apurando sus vacaciones en México D. F. -a donde ha ido invitada por la querida Edurne, en un viaje que ha incluido escapadas a Las Vegas y San Francisco-, Tonino y yo nos apañamos dando largos paseos, yo cocino sin parar para él, porque cuando está bien come como Carpanta, y él ocupa todos los cojines que ha desperdigado por la casa cerca de los lugares en donde sabe que yo me apalanco en un momento u otro. Ahora mismo le acabo de llamar, ha dejado el cojín rojo desde donde me controlaba, y se ha acercado para darme un empujoncito en la pierna con el morrillo.

Tras los días malos que pasó, sin comer, prácticamente desvanecido y mirándome con cara de dolorosa de los siete puñales, resucitó, como viene haciendo, y ahora está estupendo, toco madera. Esta misma mañana caminábamos los dos por el barrio, le doy paseos de una hora, e iba él con un garbo estupendo, olisqueando perras y enfrentándose a machos de dos veces su talla. Luego hemos entrado en la tocinería-carnicería, a por material, y ha sido muy feliz con tan suculentos aromas a su alrededor. Ea.