Desde un ordenador con teclado ingles o arabe. Estoy desesperada, deseando que llegue Miguel, el de la Teson, que es quien sabe de macs, porque me temo que lo que ocurre es algo que se escapa de esta mente solo apple a medias.

Tengo a Diana muy cabreada porque os quiere contar un monton de cosas, esta contenta porque ya llevo casi cuatro paginas y ella sale mucho. Pero me temo que tambien quiere contaros como disimuladamente he deslizado en mi bolsa dos chiles verdes y crudos de esos que pican tanto -estaban en la ensalada que he pedido despues de matarme a gimnasia-, por si de madrugada me da un ataque de hambre y, gracias al incendio en mi paladar, me impido arrojarme sobre las chuches del minibar. Ha dicho: «Y me describe como tacanya a mi, !la tia!». Ya sabeis como es. En todo caso, toca paciencia, pues este pais esta hilvanado precariamente y hay cosas que estan muy bien. Por ejemplo, el chaval que sirve la comida y trajina los narguiles se ha encarado, con una sonrisa, pero muy firme, con uno de los encargados-capataces que mariposean alrededor, y le ha dichoi: ?Podrias hacerlo tu, que yo tengo mucho trabajo?». Eso no lo habia visto yo nunca.

Y os dejo que he de cambiarme y salir con Mustafa, ese caballero, a por el que espero sea definitivo barrio en el que le toque vivir a Joy con su marido egipcio. Dice Diana que le preparo un presente funesto a la pobre. Yo le he dicho: «Calla y camina, que ya veras lo que ocurre mas adelante».

Estoy bastante activa, la verdad. Y que pereza da Espanya. Ayer, a la hora de pagar, el perfumero mando a un propio a llamar a preguntar no se que. El otro hizo el recado y le susurro algo al oido al duenyo. Este prorrumpio en exclamaciones habibescas: «Algo terrible ha ocurrido en su pais! En Europa!». A mi se me pusieron los pelos como peinetas cospedalicas, pero  resulto que el euro habia caido cien libras al cambio. Me dieron el pesame, como es natural.

Entre tanto, acumulo foticos. Besos nihilescos, que no nihilistas.