La autora barcelonesa, de visita en Huelva, defiende el paralelismo entre el periodismo y el género de su última obra · Lamenta el conformismo en la sociedad española actual y pide más acción a los jóvenes
La periodista y escritora Maruja Torres estuvo el pasado jueves en Huelva participando en el ciclo Letras Capitales de la Consejería de Cultura. La ocasión permitió que hablara posteriormente a este diario sobre ficción y realidad, la mezcla de sus dos mundos, en los que siempre prevalece la verdad y la justicia.
– ¿Por qué este giro hacia la novela negra con Fácil de matar?
– Soy una mujer que cada equis tiempo necesita reinventarse. Era complicado después de Esperadme en el cielo porque ese es un libro diferente. Pero tengo una gran intuición, la del superviviente. Se que para envejecer, yo, que he sido reportera, necesito el género negro. No lo sabía conscientemente pero me apetecía mucho matar. Empecé por ahí, frivolizando. Y sabía que Beirut tenía una novela negra. Luego me empezó a entrar el pánico: es un salto mortal porque si fracasas en este género nadie te lo perdona. Pero en vez de desanimarme me dije, lo voy a intentar y si veo que no me sale, no lo publico. Me costó sudores pero me gustó mucho hacerlo. Tanto como cuando llegaba a un país con tres direcciones y tenía que averiguar qué estaba pasando. Tiene mucho de eso.
– Usted dice que este género tiene mucho de periodismo.
– Claro, es un reflejo del mundo. La novela negra, si es buena o pretende ser buena, tiene que moverse en un contexto de denuncia. Y esta novela no existiría si no hubiera daños colaterales en el atentado del primer capítulo, dos sirvientas. En el Líbano hay un problema casi de esclavitud con las servidumbres, tanto en las comunidades cristianas como en las musulmanas. He visto en ambas levantarse las familias de las mesas y sentarse después las criadas a comerse las sobras. Eso es lo que hay por medio.
– ¿Qué referencias tiene en el género?
– Siempre me fío mucho de Hitchcock, en el sentido de tener un pulso cinematográfico, un suspense. Toda novela debe tener un suspense, aunque sea social o de amor. Me he fijado mucho en series de televisión porque también he aprendido lo que no hacer incluso de las malas. No se puede engañar al lector. Hay que ir dejando muchas pistas; soy muy de Agatha Christie también. He leído de todo.
– ¿Es fácil matar en la ficción?
– Me temo que sí.
– ¿Y crea remordimientos?
– En la ficción, matar no te quita el sueño, en el caso de que seas una persona con conciencia. Porque una cosa es que los personajes tengan que morir para que exista la trama, y otra cosa, el papel que se arroga la protagonista en su ajuste de cuentas. Lo mismo es castigar a un culpable por su cuenta, que dejar libre a un culpable porque en el fondo tenía razón. Todo eso me compensa de ver tanta injusticia en la vida y de ver tanto jeta presumiendo, tanto berlusconismo. Ya en tiempos de los romanos se avisaba de la corrupción del poder, pero lo que fastidia de la época actual es que haya habido tanto progreso en tantas cosas y que moralmente estemos tan atrás. Eso es un poco decepcionante para los de mi edad, que creíamos que el mundo era mejorable. Y en realidad lo es.
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Noticia publicada en: www.huelvainformacion.es