Y luego se quejan nuestras «estrellas» -presidentes, entrenadores, jugadores y seguidores- futbolisticas. No les vendría mal una experiencia semejante.
María Luisa 9 mayo, 2011 en 13:26
El furbol, siempre el furbol
AnnaGB 9 mayo, 2011 en 19:43
Es una historia, más que de fútbol y opresión, de una enfermedad familiar hereditaria. Esos hijos de Gadafi ya nacieron déspotas y mezquinos.
Y luego se quejan nuestras «estrellas» -presidentes, entrenadores, jugadores y seguidores- futbolisticas. No les vendría mal una experiencia semejante.
El furbol, siempre el furbol
Es una historia, más que de fútbol y opresión, de una enfermedad familiar hereditaria. Esos hijos de Gadafi ya nacieron déspotas y mezquinos.