En la Ser, ahora mismo: ¿en qué país cree que está viviendo la mujer ésta? La política oficial me recuerda mucho cuando yo empecé en periodismo a principios de los 60. Era un diario del Movimiento, del régimen, y allí pude ver clarísimamente que «ellos» vivían en una realidad paralela y nosotros, la gente, la calle, en una realidad -la realidad- que ni se la olían. Para ellos, sólo había o adhesiones o amenazas. Adhesiones a su absurda forma de hacer las cosas, y amenazas porque la mera insinuación de que alguien no lo acataba ponía en peligro el entero edificio construído desde que ganaron la guerra. Bueno, siempre he sentido cierta atmósfera de irrealidad cuando he estado rodeada de políticos de cualquier signo, pero lo de ahora es asfixiante. Como antes. La diferencia es que somos libres para reaccionar cuando lo notamos.
Escuchando a Soraya en el País de las Maravillas
5 Comments
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Y tanto que «realidad para LELOS», porque esta claro que se piensan que somos tontos del culo
Estoy totalmente de acuerdo con Carmen O, es más, imposible expresarlo mejor.
Un saludo.
«Y… cuando acabes de hablar.. por favor, cállate.»
Recuerdo un comentario -de hace unos años- en Escolar.net a propósito de SSS:
«No es que sea mala, sino que la dibujaron así».
Yo sí creo que es mala
Son semidioses. Creen estar por encima del bien y del mal. Hay una percepción de la realidad que cada día se aleja más de los intereses ciudadanos a los que deberían servir. Con decir que las discrepancias son ataques al sistema democrático ya está. La «agresión» que supone rodear el Congreso para llamar la atención de sus señorías. sobre esa otra realidad real es la muestra más clara del autismo que padecen. El colectivo de políticos es un corporativismo de privilegiados que desatienden todo lo que tenga que ver con gestionar con eficacia ese mandato recibido de representar para mejorar la vida de los ciudadanos. Si después de ver como se desarrolla la vida parlamentaria, con una ausencia total de debate y legislando a golpe de decreto en materias fundamentales, los ciudadanos no se indignaran mimimamente, entonces sí que sería muy preocupante. Hasta las narices ya de tanta verborrea de la vicepresidenta.