… y he permanecido pegadita a él las últimas 30 horas. Parece que está mejor, de modo que podré ir a gimnasia. Aproveché para leer el último de Donna Leon, La palabra se hizo carne, que me ha gustado mucho y que va, precisamente, del asesinato de un buen veterinario. No os desvelo nada si os digo que al final hay un capítulo precioso, el funeral con la iglesia repleta de gente que acuden con sus amigos los animalitos. Medio lagrimón, y pa la vida, que es tarde.