Su reflexion parece una dolorosa sensación personal de que el periodismo actual deambula sin tener una idea fija de lo que realmente quiere. Muchos profesionales y otros que intentan serlo, a veces persiguen una exclusiva que muchas veces está en la frontera de la la información/ego personal. Los pueblos oprimidos -como los sirios en éstos momentos- necesitan que informadores occidentales lleven a sus respectivos paises todo el dolor y sufrimiento que están padeciendo. Incluso a costa de sus vidas.
La llegada de los periodistas franceses a su país, debería estar unida a una declaración de agradecimiento a todas aquellas personas que hicieron posible que en éstos momentos esten vivos. Es lo primero que debieron hacer.
La FIP condenó la muerte de la reportera norteamericana y frances. Lamentó que otros cuatro fueron heridos. ¿Cuantos civiles sirios fallecieron?. Ni una línea. No es justo.
AnnaGB 3 marzo, 2012 en 16:46
Quizás los reporteros, sin negarles su valentia y entrega, en algunos casos pueden sentirse o querer ser los protagonistas de esos horrores. Por un lado, yo lo veo como una usurpación del protagonismo. Pero por otra parte, gracias a estos conocidos periodistas, podemos dar credibilidad a lo que nos enseñan de la guerra. Cuando las víctimas son tantas, quizás sus nombres aquí no importan tanto, es suficiente con su ejemplo. Para ellos todo nuestro agradecimiento. Aquí a pesar de situaciones límite, aunque no cruentas, no nos solidarizamos ni con nuestro vecino. Somos el peor ejemplo de la calidad humana- social.
Su reflexion parece una dolorosa sensación personal de que el periodismo actual deambula sin tener una idea fija de lo que realmente quiere. Muchos profesionales y otros que intentan serlo, a veces persiguen una exclusiva que muchas veces está en la frontera de la la información/ego personal. Los pueblos oprimidos -como los sirios en éstos momentos- necesitan que informadores occidentales lleven a sus respectivos paises todo el dolor y sufrimiento que están padeciendo. Incluso a costa de sus vidas.
La llegada de los periodistas franceses a su país, debería estar unida a una declaración de agradecimiento a todas aquellas personas que hicieron posible que en éstos momentos esten vivos. Es lo primero que debieron hacer.
La FIP condenó la muerte de la reportera norteamericana y frances. Lamentó que otros cuatro fueron heridos. ¿Cuantos civiles sirios fallecieron?. Ni una línea. No es justo.
Quizás los reporteros, sin negarles su valentia y entrega, en algunos casos pueden sentirse o querer ser los protagonistas de esos horrores. Por un lado, yo lo veo como una usurpación del protagonismo. Pero por otra parte, gracias a estos conocidos periodistas, podemos dar credibilidad a lo que nos enseñan de la guerra.
Cuando las víctimas son tantas, quizás sus nombres aquí no importan tanto, es suficiente con su ejemplo. Para ellos todo nuestro agradecimiento.
Aquí a pesar de situaciones límite, aunque no cruentas, no nos solidarizamos ni con nuestro vecino. Somos el peor ejemplo de la calidad humana- social.