Hace mucho tiempo que no os subo fotos de viajes, yo lo echo en falta, las fotos y el viaje en sí, pero las perspectivas mejoran. He pasado el verano, desde julio, estofada y derrengada, pensando y leyendo. Ahora toca moverse. En menos de dos semanas iré a Viena a asistir a una representación de La fláuta mágica, y a un concierto conducido por Claudio Abbado, con Mozart y Bruckner en el programa. Mi anfitriona y guía será la amiga-asesora musical de cabecera que mora y estudia allí, Victoria. De modo que haremos fotos. Luego llegará Atenas. Ya tengo reserva a buen precio en un hotel de allí, frente al Museo de la Acrópolis, con vistas al Partenon día y noche, desde mi habitación. Aunque por la crisis apagan antes las luces, me ha dicho Ana, mi amiga de allí -gracias a la cual el descuento, entre otras cosas- que queda tiempo de iluminación nocturna suficiente para sacar buenas fotografías. O sea, que bien.

Palpo los billetes. Si no viajo, me ahogo. Y más ahora, con Undargarin en la ciudad.