el sultán resucitado

 

 

Pasó ayer un perfecto día de su santo, combinando jamón de york con lata perruna, descanso de rajá y aficiones propias de su especie. Ha retomado las labores de vigilancia del hogar, los ladridos admonitorios y las carrerillas -con ligeros derrapes al doblar el pasillo. Incluso parece haber recobrado algo de oído: será que está más vivaz. No me lo creo y cruzo los dedos para encontrarle bien cuando regrese de Atenas el 22. Ahí va foto de anoche, en su lugar nocturno predilecto.