michael fassbender

 

Desde hoy declaro mi admiración incondicional por Michael Fassbender. Ya me gustó en otras pelis, pero verle en Shame, de Steve McQueen, me dejó patidifusa. Además de un físico deslumbrante -el todo incluido, e incluso la parte- posee mirada magnética y una sutileza expresiva que corta el vaho. De todas formas, me rebelo ante las críticas y los comentarios que afirman que la película es el estudio de una adicción (al sexo, en este caso). Es el estudio de una incapacidad muy común en nuestro tiempo: la de comprometerse, la de dar. Shame es un filme que puede verse en programa doble con Un corazón en invierno. Distinta tesitura, misma pulsión.