Y una canción que nunca pasa
Héla aquí.
Y además, salud. Y después, salud. Y también salud. Salud, salud , salud y salud. A partir de ahí, rebeldía y resistencia a la autoridad. Y más allá, amistad y fraternidad.
Un gran abrazo .
O cardillos. Silvestres, creo. Pelados y estofados con una picada de ajo y almendra, riquísimos. Pero dan un trabajo…
A la velocidad de los vientos que -hoy, no- airean este rincón al sur del Sur. Me queda todo un mes por aprovechar y he de galopar, porque hasta ahora he ido muy lenta escribiendo. No resulta fácil escarbar en la memoria, ni en las emociones. Pero es lo que debo hacer.
Os dejo más foticos que, aunque mal hechas debido a mi impericia -viví y trabajé con tantos fotógrafos que ni ganas me quedaron de aprender a encuadrar, cada cual a lo suyo-, os darán idea de la belleza de estos lugares.
Hay paisajes, interiores, trocitos de la ciudad vieja. No os pongo ni pies. No hacen falta.
Ninguna osadía, pero le informo de que llevo varios meses escribiendo todos los jueves en eldiario.es
No tiene más que buscarme.
Este blog no pretende ser lo mismo. Es lo que es.