Dice así e incluye petición para firmar:
Excmo. Sr. Xavier Trias i Vidal de Llobatera,
Alcalde de Barcelona,Hace unos días ha anunciado Ud. que el ayuntamiento ofrecerá a empresas privadas la posibilidad de comprar el nombre de estaciones de Metro de la ciudad, añadiendo su marca al mismo. O sea: que se abre la veda para que pueda quedar con mi chica “a las diez en Donuts Plaça Universitat”, o que me recoja un amigo delante de “Sony Tetuán” o que incluso una tarde me despiste, se me pase “Banc Sabadell Sants” y coja un Bicing en “Movistar María Cristina” para no llegar tarde a una “reu” en “Cola Cao Plaça Espanya”. La excusa es financiar así parte del transporte público. No es mala excusa. Es solo que hay formas mejores de hacerlo. Y que esta… ¡Suena fatal!
Barcelona es una ciudad referente del diseño, la innovación y la creatividad y no se merece un modelo de patrocinio tan simplista. Somos lo que somos porque durante siglos muchas personas han elegido el camino difícil sin conformarse con lo fácil. Es algo que sucede en toda búsqueda: aparece una idea, que no es la mejor. Suele ocurrir al principio. Ni siquiera es buena idea. Entonces, el ser humano tiene dos opciones. 1) Decir “bah, ya está bien” y tirar “p’alante”. 2) Decir “No es de recibo, sigo buscando” y complicarse la vida, sudando la gota gorda hasta que aparece algo bueno.
La ha escrito Ignasi Giró y podéis leerla y adheriros en Yorokobu
Hay precedente http://vallecasdigital.com/wp-content/uploads/2013/05/vodafone-sol.jpg
Ya está firmando. Para ayudar no está de más abstenerse de comprar los productos asociados al nombre de la estación.
Es cierto, no sólo despersonalizan la ciudad sino que produce empacho ver estos nombres o marcas en todos nuestros espacios.
No creo de todas formas que sea contraproducente para las marcas, aunque lo rechacemos de forma espontánea, en el fondo y en el subconsciente seguro que hace un efecto consolidador y de «enganche» suficiente. Estas marcas tienen todo lo que necesitan para tomar una decisión de marketing sin miedo a equivocarse.
Los paseantes lo leerán y se cabrearán, los usuarios del metro quizás lo miren pero no lo vean a partir del segundo o tercer día que tomen el metro, van con la mente en otras cosas. Allí es dónde está el engaño y la subliminalidad de los aparentemente no-mensajes publicitarios
» Nos vemos en Astringosol». «Quedé con ellas en «Evax Nuova con alas». «Te vi en Pepto Bismol a las cuatro».» Hubo un accidente entre «condones Sico» y «Vick Vaporub»; los bomberos entraron por «Fanta Naranja» y salieron por «hemorroidal Pérez» con los heridos».»¿La Sagrada Familia?, se baja en calzoncillos «Calvin Clein», y transborda en tampones «Tampax» con aplicador….
Sr. Trias. Encara que no soc de Barcelona, trobo molt desafortunat que es posin noms comercials a les estacions de metro. els noms actuals serveixen per orientar a tothom del lloc on es troba. Si els substituïm per «Estació Repsol» Estació Gas Natural» «Estació Ono» per exemple farem el ridícul més espantós, i tot per quatre quartos. Ja el fan prou els de Madrid, millor no copiar la poca imaginació d’altres.
Definitivo, Raúl. Creo que podrías postularte como «Namer», seguro que te contrataban y podrías ganarte un buen sobresueldo.
¡Qué espanto! Marcas a todas las horas del día y de la noche en cualquier lugar y cualquier esquina. Imposible escapar…La publicidad, el marketing, es el nuevo agitador y activista social
GEEENIAAAAL, RAÚL… JAJAJA…
ABRAZOS,
Lola.
De genial nada,Lola. Anda que si llegan a ponerle a las estaciones títulos de libros…»¿Dónde vas?- A «Quo vadis?»- Es muy sencillo: Subes en «Fácil de matar» y te bajas en «Mujer en guerra», caminas hasta «Cien años de Soledad» y de ahí cruzas»El llano en llamas»(en la linea 2) hasta «¿Por quién doblan las campanas». De ahí transbordas hasta «Esperadme en el cielo» y dos estaciones más y habrás llegado….
Geniaaal, Raúl. Me gusta más el metro literario.
ACHUCHONES,
Lola.