Y de los gobiernos cómplices. Por Nazanín Armanian:

Decía Jack London que mientras el silencio de la oscuridad es protector, el silencio blanco —a la luz del día—, es aterrador. Y así se mueven los jeques de Arabia por el mundo, sigilosamente, apoyados por la complicidad de la prensa “democrática” de Occidente, quienes con tal de no perjudicar la imagen de su reino de terror, a cuyo lado las demás dictaduras de la región parecen democracias puras, simplemente ocultan lo que allí sucede. Por ejemplo: el pasado mayo, cinco yemeníes acusados de “sodomía” fueron decapitados y crucificados por el gobierno, mientras los ataques de varios individuos a homosexuales en Rusia, ocupó portadas durante días.

Contratos de armas, el aroma del petróleo barato, entre otros factores, suelen desactivar la “moralidad” de los defensores de los derechos humanos, e incluso forzarles, como al mismísimo presidente de EEUU, Barak Obama, a realizar una reverencia hasta casi arrodillarse ante el monarca saudí.

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