Bien traido Maruja. Conozco a muchos profesores así para los que cada frase ocurrente de Wert, con traje o sin él, es un puto salivazo en toda la cara.
Patricio 21 junio, 2013 en 13:53
Patricio. Gracias Maruja por darme a leer este extraordinario artículo de ese GRAN PROFESOR.
Lola Fassía 21 junio, 2013 en 14:32
Ahí están, los MAESTROS (hermosísima palabra), los que tienen VOCACIÓN, los que no tiran la toalla a pesar de las penurias, de las humillaciones, de la violencia física y verbal; los que siguen luchando aunque sólo sea por esa única personilla que demuestra interés y quiere aprender y por la que merece la pena levantarse de la silla y seguir enseñando. Los MAESTROS que luego son recordados con AMOR y GRATITUD: Don Arístides, Doña Carmen, Doña Teresa… (para mí, cualquier persona que ejerza bien su cometido -mecánico, ama de casa, barrendero, médico, panadero, juez, periodista, camarero, traductor, maestro… merece el tratamiento de Don, y no esa pandilla de inútiles: Don Juan Carlos, Doña Sofía, Doña Leticia, etc…).
GRACIAS, Maruja.
Arístides Mínguez 21 junio, 2013 en 18:33
Querida Maruja, gracias por compartir mi humilde graznido de harpía. Es todo un honor.
Raúl Fernández Justo 21 junio, 2013 en 20:49
Mi homenaje total a este maestro. La esperanza recae en sus hombros, es su tesón y en su coraje. Mientras hay un sólo hombre que piense, y actúe, de esta manera, habrá esta esperanza. Me quedo con su gran temor(lo de Eurovergas) que todos los demás debería rechazar con vehemencia; que no serán sus alumnos ni las putas ni los chaperones de tanto cabrón mafioso. Muy bien, muy bien. Chapeau!!
Aurora 24 junio, 2013 en 10:00
Gracias Maruja por subir esta carta a la que probablemente no hubiera llegado sin tu enlace. Esta carta debería ser de lectura en cada clase, en cada aula… y en cada familia, sobre todo de los padres que no apoyan a los maestros de sus hijos.
rosa torres 25 junio, 2013 en 15:55
son estos los profesores que necesita este país para salir de todas las crísis, hasta de las morales. Gracias a su lucha y a la lucha de tantos maestros realmente vocacionales, saldremos adelante. La infancia y la adolescencia necesita ese referente que sin duda seguirá en su memoria mientras vivan. Adorable!
Bien traido Maruja. Conozco a muchos profesores así para los que cada frase ocurrente de Wert, con traje o sin él, es un puto salivazo en toda la cara.
Patricio. Gracias Maruja por darme a leer este extraordinario artículo de ese GRAN PROFESOR.
Ahí están, los MAESTROS (hermosísima palabra), los que tienen VOCACIÓN, los que no tiran la toalla a pesar de las penurias, de las humillaciones, de la violencia física y verbal; los que siguen luchando aunque sólo sea por esa única personilla que demuestra interés y quiere aprender y por la que merece la pena levantarse de la silla y seguir enseñando.
Los MAESTROS que luego son recordados con AMOR y GRATITUD: Don Arístides, Doña Carmen, Doña Teresa… (para mí, cualquier persona que ejerza bien su cometido -mecánico, ama de casa, barrendero, médico, panadero, juez, periodista, camarero, traductor, maestro… merece el tratamiento de Don, y no esa pandilla de inútiles: Don Juan Carlos, Doña Sofía, Doña Leticia, etc…).
GRACIAS, Maruja.
Querida Maruja,
gracias por compartir mi humilde graznido de harpía. Es todo un honor.
Mi homenaje total a este maestro. La esperanza recae en sus hombros, es su tesón y en su coraje. Mientras hay un sólo hombre que piense, y actúe, de esta manera, habrá esta esperanza. Me quedo con su gran temor(lo de Eurovergas) que todos los demás debería rechazar con vehemencia; que no serán sus alumnos ni las putas ni los chaperones de tanto cabrón mafioso. Muy bien, muy bien. Chapeau!!
Gracias Maruja por subir esta carta a la que probablemente no hubiera llegado sin tu enlace. Esta carta debería ser de lectura en cada clase, en cada aula… y en cada familia, sobre todo de los padres que no apoyan a los maestros de sus hijos.
son estos los profesores que necesita este país para salir de todas las crísis, hasta de las morales.
Gracias a su lucha y a la lucha de tantos maestros realmente vocacionales, saldremos adelante.
La infancia y la adolescencia necesita ese referente que sin duda seguirá en su memoria mientras vivan.
Adorable!