Leed esto:
-Hay que desalojar la Iglesia como sea
-Vamos a tener que echarlos (a los trabajadores) por las armas
-¡Sacarlos como sea!
-Se acaba la munición…
-Después de 1.000 tiros imagínate
-Hemos contribuido a la paliza más grande de la historia
-De verdad…esto es una masacre
Y seguid en: eldiario.es
No quiero acordarme, pero imposible olvidarlo. Fueron tiempos muy duros, implacables.
A la vez el suceso despertó muchas conciencias dormidas. Se organizaron, a todo riesgo, multitud de actos de solidaridad y a la vez de crítica y denuncia de los responsables de la matanza sacrílega. Recuerdo que fue mi segunda llamada a capítulo por parte de la policía política y solo por el pecado de formar parte de una mesa alargada para informar documentalmente (y actuar, claro está) sobre las «sucesos de Vitoria».
Pues no os lo perdais, andaluzas de este blog: mi tercera llamada a capítulo fue por organizar un acto cultural de cante flamenco. Se llevaron al cantaor y de paso a mi menda, pobre de mí, una inocente profesora, cuyo delito era ser aficionada al cante hondo (incluidas claro está el cante jondo y abierto de las ideas). El caso es que entre el policia bueno, el policía malo y la encausada sin causa,se produjo un diálogo-interrogativo de tres horas y a tres pasos que habría hecho las delicias de los Hermanos Marx y de Antonio Gades, que en en gloria esté. ¡Qué tiempos, qué cosas!. Se cuenta y no se cree.
Pues ya sabéis, mis queridas, con el flamenco, cuidadín, cuidadín…
VERGUENZA!!!!!!!!!!!!
Ay Aracne, que quisiste salir por peteneras y el cante te salió por un ojo.
Amargos tiempos aquellos en los que no se podía gritar la rabia.
Con lo dramático que es lo que has contado, no he podido evitar soltar una carcajada.
Eres muy GRANDE.
ABRAZOS,
Lola.