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Nadie esperó a que las autoridades diesen la orden de actuar, fue la pura energía del arranque de los vecinos y de las personas que estaban en la primera línea de los servicios de emergencia lo que puso todo a andar. Le siguieron los sectores profesionales sin esperar a ser llamados, sanitarios, psicólogos, bomberos que suspendieron la huelga que mantenían…No fue el estado quien echó mano de sus recursos sino los vecinos y las personas concretas quienes se volcaron por delante de los responsables políticos.

Una ciudad, su entorno y un país entero estaban dispuestos a ofrecer sus brazos para ayudar o para donar sangre. Eso ocurrió al nivel de la gente. Por otra parte, en días posteriores hemos conocido hasta que punto falló el nivel de los responsables políticos y el disparate y la irresponsabilidad de algunas decisiones. Como ocurre siempre en Galicia, una vez más la gente respondió y las autoridades no».

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