Debe el delito continuado de estafa que cometen algunos sinvergüenzas prescribir alegremente en contra del interés general? Si la respuesta del ordenamiento jurídico es afirmativa,entonces también caben los nueve anhos por un tartazo, diez por robar pan en una tienda, once por usar una tarjeta de crédito robada para comprar leche para los hijos,doce por protestar en una manifestación, trece por blasfemias, catorce por entrar en pantalón corto en una catedral toledana, quince por poner música mexicana en un tablao flamenco de Mostoles, dieciséis por comer un pastel en bicicleta, diecisiete por fumar a las puertas de un convento de clausura, dieciocho por orinar en vía publica en plena crapulencia, diecinueve por rascarse semejantes partes en el bar de la esquina y veinte anhos y un día por escandalizarse por las penas desproporcionadas que se aplican por delitos intrascendente Amen Jesus
tini 15 noviembre, 2013 en 21:06
Las esperpentos de Valle dejaron huella. Una persona que toca el piano (y desquicia a una vecina) condenada a 7 años. Han rectificado y la condenan a «inhabilitación» domiciliaria. No hay culpables – ni los propietarios del barco, ni quienes certificaron su habilitación para transportar esa carga en esas condiciones, ni quienes decidieron que en lugar de ir a puerto (estaba a 10 horas) lo mandó a mar abierto durante 6 días, y por lo tanto no hay penas. El «tartazo» sí es un delito que merece un porrón de años de cárcel. Ay, cuánto tenemos que esforzarnos para no meter a todo el sistema judicial en el mismo saco. A mí me ayuda que tengo muy próximos, jueces intachables.
Debe el delito continuado de estafa que cometen algunos sinvergüenzas prescribir alegremente en contra del interés general? Si la respuesta del ordenamiento jurídico es afirmativa,entonces también caben los nueve anhos por un tartazo, diez por robar pan en una tienda, once por usar una tarjeta de crédito robada para comprar leche para los hijos,doce por protestar en una manifestación, trece por blasfemias, catorce por entrar en pantalón corto en una catedral toledana, quince por poner música mexicana en un tablao flamenco de Mostoles, dieciséis por comer un pastel en bicicleta, diecisiete por fumar a las puertas de un convento de clausura, dieciocho por orinar en vía publica en plena crapulencia, diecinueve por rascarse semejantes partes en el bar de la esquina y veinte anhos y un día por escandalizarse por las penas desproporcionadas que se aplican por delitos intrascendente
Amen Jesus
Las esperpentos de Valle dejaron huella.
Una persona que toca el piano (y desquicia a una vecina) condenada a 7 años. Han rectificado y la condenan a «inhabilitación» domiciliaria.
No hay culpables – ni los propietarios del barco, ni quienes certificaron su habilitación para transportar esa carga en esas condiciones, ni quienes decidieron que en lugar de ir a puerto (estaba a 10 horas) lo mandó a mar abierto durante 6 días, y por lo tanto no hay penas.
El «tartazo» sí es un delito que merece un porrón de años de cárcel.
Ay, cuánto tenemos que esforzarnos para no meter a todo el sistema judicial en el mismo saco. A mí me ayuda que tengo muy próximos, jueces intachables.
Sigue la lista de los esperpentos:
http://www.publico.es/482615/el-arzobispo-de-la-esposa-sumisa-dice-que-la-unica-violencia-es-la-del-aborto
Patricio.
¿Maruja, la tarta era de nata?. ¡Uhmmm que rica!.
Los pájaros disparando a las escopetas…
YA ESTÁAA BIEEEEN…
QUÉ ESPERAMOS PARA SALIR EN MASA A LA CALLE, ¿¿QUE NOS MACHAQUEN MÁS???
¿¿¿MÁAAAS???
GRACIAS, Maruja, Raúl y Tini, con un ABRAZO.