Cuando tu trabajo es vocacional, es difícil jubilarse.
acacia 5 enero, 2013 en 14:20
Dura razón, pero la tiene..
Raúl Fernández Justo 6 enero, 2013 en 5:17
Siria. Al fin nos acordamos de Siria. Que bueno que sea a través de un reportero(de los auténticos;de los que ya no quedan, o de los que acompañan a las Mónica G. Prieto que mantienen su vocación contra viento y marea). ¿Quién no está hasta las narices de los Beckham y tanda «celebrity» acartonada y «tuneada» por el bótox? La realidad se impone y rueda inexorable en este nuevo año que comienza. Tras los dos años de dolorosa sangría, y más de 60 mil muertos, va siendo hora de ponerse a trabajar por una paz que cada dí seantoja más inalcanzable. Quizás las instantáneas de Don Mc Culling nos ponga en la senda correcta…
Lola Fassía 6 enero, 2013 en 22:09
Don McCullin es un ejemplo. Qué hombre tan VALIENTE y HONESTO, ya lo tengo en mi santoral particular. Le deseo SUERTE para que nos abra los ojos. Quizá él sea el detonante que le falta a la gente (que tenga un mínimo de conciencia) para levantarse a luchar.
Lola Fassía 6 enero, 2013 en 22:53
Pero, ¿habrá paz alguna vez en los países árabes y africanos de la post-colonización? Lo dudo, porque los blanquitos (Occidente, en mi lenguaje) bien se pertrecharon para seguir chupando del bote poniendo gobiernos-títeres a los que dirigir a su antojo, sotto voce, naturalmente y tener por el mango la sarten del poder político y económico: ya se sabe, subsuelo rico y posiciones estratégicas en el mapa. ¿Recordaís el proceso de descolonización del Congo Belga? Pobre tierra infeliz -si no lo habéis hecho, os recomiendo leer «El fantasma del rey Leopoldo» de Adam Hochschild… tela-. En aquel drama descolonizador, Moïse Tchombé, «Rey de Katanga», vio ejecutar a Patrice Lumumba junto a otros dos compañeros de lucha, RIP, qué ingenuos, pobrecitos míos. A Tchombé le ayudaron Bélgica, Francia (envió mercernarios) y cómo no, la CIA. ¿Y por qué ayudaron? ¿Para salvar al pueblo oprimido?… NOOOO… en Katanga había Cooobreee y Oooroooo… ¿Por qué Giscard d´Estaing apoyó al «Emperador Bokassa»?… ¿Por amor al arte?… NOOO… Bokassa l El Iluminado, tenía Uraaaniooooo y Diamaaanteeees… Y así, con los demás que tienen Petróoleeooo… Gaaas Naturaaaal… etc…etc…etc… MI TESOOROOOO…
Estoy delirando, amigos míos.
aracne 11 enero, 2013 en 15:42
Lola, no deliras. O quizás sí, porque «delirare», significa exactamente salirse del camino trillado…De todas maneras para cerciarte y cerciorarnos del fundamento de nuestros delirios, podemos preguntarle a Frank Fanon, a Los condenados de la tierra». Hermoso libro en su momento y que ahora se está reeditando. Necesidad obliga.
Lola Fassía 13 enero, 2013 en 15:34
Gracias, querida Maestra Aracne por recomendarme este libro que no conocía y que he tenido la suerte de encontrar y leer on-line, lo cual me ha llevado a volver a ver la peli «Days of glory» de Rachid Bouchareb… teelaaa… y a releer un libro magnífico: «Era nuestra tierra» de Mathieu Belezi -El Aleph Editores-. La traducción es mala-mala, pero el fondo… más teelaaa… Y me pregunto cómo se puede ser tan inmundo, tan cruel en nombre de la «civilización» y, lo más indignante, de Cristo.
Cuando tu trabajo es vocacional, es difícil jubilarse.
Dura razón, pero la tiene..
Siria. Al fin nos acordamos de Siria. Que bueno que sea a través de un reportero(de los auténticos;de los que ya no quedan, o de los que acompañan a las Mónica G. Prieto que mantienen su vocación contra viento y marea). ¿Quién no está hasta las narices de los Beckham y tanda «celebrity» acartonada y «tuneada» por el bótox? La realidad se impone y rueda inexorable en este nuevo año que comienza. Tras los dos años de dolorosa sangría, y más de 60 mil muertos, va siendo hora de ponerse a trabajar por una paz que cada dí seantoja más inalcanzable. Quizás las instantáneas de Don Mc Culling nos ponga en la senda correcta…
Don McCullin es un ejemplo.
Qué hombre tan VALIENTE y HONESTO, ya lo tengo en mi santoral particular.
Le deseo SUERTE para que nos abra los ojos. Quizá él sea el detonante que le falta a la gente (que tenga un mínimo de conciencia) para levantarse a luchar.
Pero, ¿habrá paz alguna vez en los países árabes y africanos de la post-colonización?
Lo dudo, porque los blanquitos (Occidente, en mi lenguaje) bien se pertrecharon para seguir chupando del bote poniendo gobiernos-títeres a los que dirigir a su antojo, sotto voce, naturalmente y tener por el mango la sarten del poder político y económico: ya se sabe, subsuelo rico y posiciones estratégicas en el mapa.
¿Recordaís el proceso de descolonización del Congo Belga? Pobre tierra infeliz -si no lo habéis hecho, os recomiendo leer «El fantasma del rey Leopoldo» de Adam Hochschild… tela-.
En aquel drama descolonizador, Moïse Tchombé, «Rey de Katanga», vio ejecutar a Patrice Lumumba junto a otros dos compañeros de lucha, RIP, qué ingenuos, pobrecitos míos. A Tchombé le ayudaron Bélgica, Francia (envió mercernarios) y cómo no, la CIA.
¿Y por qué ayudaron? ¿Para salvar al pueblo oprimido?… NOOOO… en Katanga había Cooobreee y Oooroooo…
¿Por qué Giscard d´Estaing apoyó al «Emperador Bokassa»?… ¿Por amor al arte?… NOOO… Bokassa l El Iluminado, tenía Uraaaniooooo y Diamaaanteeees…
Y así, con los demás que tienen Petróoleeooo… Gaaas Naturaaaal… etc…etc…etc…
MI TESOOROOOO…
Estoy delirando, amigos míos.
Lola, no deliras. O quizás sí, porque «delirare», significa exactamente salirse del camino trillado…De todas maneras para cerciarte y cerciorarnos del fundamento de nuestros delirios, podemos preguntarle a Frank Fanon, a Los condenados de la tierra». Hermoso libro en su momento y que ahora se está reeditando. Necesidad obliga.
Gracias, querida Maestra Aracne por recomendarme este libro que no conocía y que he tenido la suerte de encontrar y leer on-line, lo cual me ha llevado a volver a ver la peli «Days of glory» de Rachid Bouchareb… teelaaa… y a releer un libro magnífico: «Era nuestra tierra» de Mathieu Belezi -El Aleph Editores-. La traducción es mala-mala, pero el fondo… más teelaaa…
Y me pregunto cómo se puede ser tan inmundo, tan cruel en nombre de la «civilización» y, lo más indignante, de Cristo.
Un FORTÍSIMO ABRAZO, PRECIOSA,
Lola.