Las sofocadas pero timoratas reacciones ante la masacre de Egipto por parte de unos Estados Unidos y una Unión Europea maniatados tanto por sus intereses como su rotunda inutilidad. Son mentira. Reuniones convocadas de urgencia, llamadas a embajadores: paripés para la foto. Lo mismo ocurre con las conversaciones entre Israel y Palestina. Sirven para el currículo del convocante. O sea, para nada.