Aquí os dejo el primer párrafo de mi artículo de hoy:
Uno de los efectos secundarios que provoca este Gobierno –al menos, me lo produce a mí– es que han dejado de sobrecogerme las películas y series de terror. Me puse El proyecto de la bruja de Blair tras la primera comparecencia de Ana Mato, ataviada la ministra del Disparate con un conjunto negro muy acertado, que hacía juego con la sombra de su bigote –coordinación indumentaria que no todas conseguimos, por mucho que lo intentemos–, y literalmente no sentí nada. Nada. Lo mismo me ocurrió cuando, tras la sesión parlamentaria de este miércoles, traté de escalofriarme con unos capítulos de The Walking Dead. Francamente, queridos, quién tuviera a esos muertos gobernándonos, en lugar de a estos vivos.
Podéis leerlo completo, como cada jueves, en eldiario.es
El equipo de gobierno tomando decisiones sobre el ébola:
Y el componente religioso que no se olvide.La ministre Mato tiene un buen equivalente en la monja(monja soldado) en esta serie también.¿A poco no les resulta conocida esta mirada de la monja? Juraría haberla visto en alguna de sus comparecencias…
http://youtu.be/-vrmc_l6sJY
En mi opinión, o al menos yo así lo siento, si muchos de nosotros estamos pidiendo la dimisión de Ana Mato no es por el dramático suceso de los últimos días, es por la arrogancia, la incapacidad, la altanería y la soberbia de la ministra. Y no de ahora, no de este caso, si no de todos estos años. El primer responsable fue Rajoy, por nombrar ministra de Sanidad -PÚBLICA- a una pija de manual que no ha pisado un hospital público en su vida, pero la principal culpable -si, se lo que escribo: culpable- es Ana Mato, por aceptar un puesto para el cual no estaba preparada y cuya transcendencia atañe a la salud de todos y cada uno de los españoles… Tamaño encargo….
Gracias Maruja por seguir escribiendo como escribes y por habilitar un lugar de expurgo mental…
Saludos
R.Rodrigo
Todo es terrible Maruja. La realidad supera a la ficción. Afortunadamente contamos con voces como la tuya. Gracias.
Maruja, ¡qué brava!. Hay que conversar con los muertos para cargarnos a los vivales que nos tienen sujetos, impidiéndonos ser sujetos de otra vida y otra historia.
No solo la Mato, sino el Gobierno en pleno debe dimitir. Quiero decir que hay que obligarles a que se retiren y se vayan a su casa. No deberíamos permitir ni permitirnos terminar el año y traspasarle con esta carga de facinerosos y maltratadores en serie…
A ver cómo nos las ingeniamos. Se admiten propuestas de táctica y estrategia.
¡Secretora y televisiva señora, le ha salido un comentario muy salivoso para refregar el hollín de esta negra chimenea que nos ofrecen las continuas notas sin noticias: ¡Demasiado humo!
Los niveles de vergüenza ajena aumentan cada vez más ante este panorama gubernamental, y esta imagen de cutrerío posibilita los ataques de ‘patógenas enfermedades’, ya que nuestras defensas cada vez están más bajas.
Todos los jueves me pones tareas: el pasado salí a comprar el «Hola», hoy tendré que mirar quién es quién en las series.
Gracias por la soltada de jugos.
A Ana Mato creo que le falta sangre, o al menos la tiene a temperatura bajísima. Vive en un mundo raro. Todo se lo solucionan los demás, sea la Gurtel, sea su marido. Me quedé perpleja cuando una vez dijo que el mejor momento del día era a primera hora de la mañana cuando veía como vestían a sus hijas. ¿Cómo se puede quedar mirando sin acercarse ellas a arreglarlas ni tocarlas? Qué frialdad, qué sangre fría , y encima sigue el resto del día en su mundo de magia, acostumbrada a que todo se lo hagan a que todo se lo paguen. Ahora que he visto que no se entera de ná, me creo que no supiera lo del jaguar en el garaje, la debe trasladar siempre el chófer y no tiene porqué entrar ni ver los coches que hay en el mismo.
Estos tipos que se consideran superiores porque en su familia hay un padre o abuelo notario o registrador o funcionario con cargo, se mueven como si fueran los aristócratas de hace unos siglos. Yo a veces me siento tan insultada como si viviéramos en una dictadura de la que nunca esperas nada bueno, en la que sabes a que atenerte, pero con estos aunque tenía miedo, no pensé nunca que su desfachatez sería tanta y sus méritos y talentos tan pocos por no hablar de su desprecio a la democracia.