Aquí va el primer párrafo de mi artículo de hoy:

Si me pusiera zafia hasta la incertidumbre podría equiparar nuestras alegrías judiciales a esos orgasmos tontos que se producen después de un coito decepcionante con una persona que prometía excitar en privado al menos lo mismo que sugería a primera vista. Si la Justicia, la nuestra, me pone y nos pone –o así debería ser–, sus muy esperadas resoluciones llegan tan tarde y después de un trajín tan poblado de espinas que más que provocar un estallido de jugos vitales y otros gozos nos dejan fláccidos, sudorosos y preguntándonos si esto va a ser así toda la vida.

 El resto, en eldiario.es, como cada jueves.