… dejando detrás esos recuerdos de árboles y gente, de libros y de niños. Atravesaba yo el trecho que me conducía, entre jardines, a la caseta de turno, cuando una voz femenina llamó mi atención: «Amor, ahora vamos a buscar más animalitos, y luego, a por los cuentos». Amor era una criatura preciosa, de unos tres años, que bailoteaba entre los parterres buscando patos y pavos reales. Amor, iba diciéndole la madre, señalándole las cosas y diciéndole el nombre de las cosas. Se les veía tan felices, tan en ellos, y a la vez tan en todos… Un recuerdo también para mí, que me gusta transmitiros antes de ir a Málaga y Marbella con la promo de DIEZ VECES SIETE, ¡y a exigir que me lleven a comer espetos!

Un abrazo, on the road, como quien dice.