Yo viví la degradación del periodismo por parte de esos dos individuos que nombras. Les tuve de jefes. Que fueran rápidos trabajando, con buenos reflejos, y que tuvieran cualidades que El País fue perdiendo conforme se anquilosó, no quita que, en la reflexión, y en la publicación, degradaran y degradaran el periodismo y señalaran el camino de los bastardos morales, y que acogieran bajo sus alas a lo más rencoroso y personalista de la profesión. Mis grandes amigos de El Mundo piensan lo mismo que yo.