Así titulo mi artículo de hoy, que empieza así:

No es una tormenta en un vaso de agua, una falsa alarma, el hundimiento de un souflé. Ni un espejismo ni el sueño de una noche de verano. Ni un ramalazo ni un capricho ni un sarpullido ni un calentón. Cualquiera que sea el resultado -y va a ser duro quitarles a Estos el poder de que se apropiaron, a fuerza de añadas, prebendas y tentáculos-, el Nosotros, en sus múltiples manifestaciones, ha venido para quedarse. No es espuma. Es fermento. Y por mucho líquido que aún quede por cuajar, ahí está, hormigueando, dando vueltas con el sueño colectivo a cuestas, empapando las sábanas con el deseo de un mundo mejor, de un país mejor, de un municipio mejor, de un barrio mejor, de un corazón mejor entre dos puertas.

 Entero, lo encontraréis en eldiario.es