Le conocí brevemente en Londres, a mediados de los 70, en una rueda de prensa para presentar la peli de la foto, Juggernaut, que dirigía Richard Lester. Omar llegó tarde -el acto era en el hotel-, y bajó las escaleras como un gato, con ojos de sueño y metiéndose los faldones de la camisa en el pantalón. Como actor nunca me volvió loca, pero tenía un potencial erótico que sólo con mirarte te convertía en la zarza ardiendo. Muchos años más tarde, antes de Tahrir, me tropecé varias veces con él en el gimnasio y el vestíbulo del hotel Semíramis de El Cairo. Todo un señor. Y un golfo.
Omar el-Sheriff
4 Comments
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Jo, Maruja, qué VIVENCIAS LAS TUYAS… mmmmm… quémbiiidia más pugnetera la mía…
ABRAZOTES,
Lola.
Nunca me gustó esto tipo, siempre me inspiró desconfianza. Cuando era joven sus pelis me parecían mediocres, románticoides. Halo machista le rodeaba
«La zarza ardiendo».Me matas tu Maruja Torres.¡Qué genial ocurrencia!Hasta ahora sólo sabía del diosecillo de Moisés que tuviera esa «cualidad».Parece que fue de gran impacto aquel encuentro.
Sus ojos encharcados de pasion en Dr. Zivagho desencadenaba todo tipo de sensaciones…
Feliz verano a tod@s desde Sanlucar de Barrameda!