Aquí tenéis el primer párrafo de mi columna de hoy:

Ahora que los hombres de la guerra -incluidas no pocas mujeres- andan de nuevo sueltos, aunque sería cosa de preguntarse cuándo no lo estuvieron; ahora que suenen otra vez los tambores, aunque sea sin orden ni concierto, desafinadamente, como aullidos de cobardes ventajistas que por fin asoman la cabeza entre las matas; ahora que el concepto de cordura parece el nombre de una heroína del teatro victoriano asesinada por su padrastro. Ahora que demasiados sacan penacho y pocos muestran seso, quiero decir aquí que me siento muy orgullosa de pertenecer al bando del buenismo.

Entero, en eldiario.es