La muralla de Berlín
Se hace más gruesa y alta. Análisis de Carlos Elordi:
De la misma manera que la cúpula de la Conferencia Episcopal Española ha callado tras las últimas declaraciones del nuevo papa, La Moncloa y la dirección del PP se han limitado a transmitir congratulaciones protocolarias a Angela Merkel por su éxito arrollador en las elecciones alemanas. La discreción de los obispos se debe seguramente a que a Rouco y a los suyos no les gustan nada las novedades sugeridas por Francisco. El disgusto de Rajoy no es menor: el fortalecimiento de la canciller augura una cerrazón mayor de Berlín a las aspiraciones oficiales españolas de que la UE nos ayude a lidiar con nuestros problemas bancarios –que siguen asustando– y de que se relajen los criterios de reducción de nuestro déficit público.
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