éste fue presidente del Gobierno español

Polvos y lodos

Muy buenas. Aquí tenéis el primer párrafo de mi artículo de hoy:

Que a España no la iba a reconocer ni la madre que la parió, creo recordar, fue una de las muchas ocurrencias verbales del hoy difuso Alfonso Guerra, a quien veo, en sueños y entre neblinas, sonriendo astutamente detrás de la imagen nauseabunda de Felipe González arrodillado para besar la mano de la princesa Leonor. Y ojo, que el adjetivo no viene a cuento del gesto en sí, por mí como si se marca un minué, sino por la expresión de éxtasis que aparece en el rostro del ex presidente. Parece a punto de comerse una lubina.

El resto, como cada jueves, en eldiario.es
Os mando abrazos desde Sanlúcar de Barrameda, en donde anoche presenté DIEZ VECES SIETE, en la Fundación Casa de Medina Sidonia. Impresionante Archivo histórico, por cierto.

González habla, Gallardón escribe y Cospedal hace el ridículo

Tenéis que escuchar, si no lo habéis hecho ya en directo, la entrevista de Felipe González con Carles Francino, de esta mañana, en el Hoy por Hoy de la SER. Lleno de sensatez y de realismo, el ex presidente habla con calma y conocimiento de causa de la crisis económica general, del follón del euro y de las causas estructurales que convierten a nuestro país en un caso aparte. Cómo estará el asunto, que he sentido alivio al comprobar que, al menos, alguien es capaz de extenderse sobre la situación con madurez y responsabilidad.

Otro miembro del establishment, Alberto Ruiz Gallardón, se retrata en El País con un artículo de opinión en el que analiza la deriva de Israel, desde su punto de vista de partidario y amigo del Estado judío. Debo decir que no estoy de acuerdo con él en algunas cosas pero que, en general, firmaría mucho de lo que escribe. Además, el alcalde de Madrid no necesitaba publicar ese artículo: le va a crear enemigos entre los sionistas, porque les da desde donde más les duele, desde el afectuoso coleguismo.

Comparada con estos dos caballeros, la imagen de doña María Dolores de Cospedal y de los Desventurados, con un pañuelo palestino cubriéndole los loewianos hombros, me recuerda -aunque sin la grandeza de Hollywood- aquellos deliciosos trajes de vagabundo, con remiendos simétricos, que el departamento de vestuario de los estudios le proporciona a Joel McCrea en la película Los viajes de Sullivan (ahí va foto de Joel y Veronica Lake, vestidos de cospedálicos).

joel mccrea y verónica lake, disfrazados de vagabundos, en 'sullivan's travels'En aquel filme de 1941, escrito y dirigido por Preston Sturges, el protagonista era un famoso director de comedias cinematográficas (McCrea) que, arrepentido de su frivolidad, se disfrazaba de pobre para adentrarse en el mundo real, en unos Estados Unidos hundidos por la recesión. Pensaba que de sus viajes saldría un maravilloso drama social que denunciaría… Etcétera. Si no habéis visto la peli os la recomiendo super efusivamente.

Pero Sullivan era un bienintencionado; Mari Intifada Cospedal, no. Francamente, prefiero el recuerdo de los variados atavíos de Isabel Tocino a este inesperado desvarío de la joven y fogosa pepera. Ofende bastante. Además, el filme termina bien (con McCrea reconociendo que lo que los humildes necesitan es algo que les haga reirse, es decir una buena comedia), y este misterio  cospedoloroso va a acabar con Fonteovejuna balando mirando a El Escorial y con el Comendador sentado en La Moncloa.